Hoy, el evangelista resalta expresamente el contexto
histórico universal del nacimiento de Cristo. Lucas quiere decirnos que lo que
Augusto pretendió para sí (ser el salvador del universo), se ha cumplido de
modo más elevado en el Niño que ha nacido inerme y sin ningún poder en la gruta
de Belén, y cuyos huéspedes fueron unos pobres pastores.
El reino anunciado por Jesús, el reino de Dios, es de
carácter diferente. No se refiere sólo a la cuenca mediterránea ni tampoco
únicamente a una determinada época. Concierne al hombre en la profundidad de su
ser; lo abre hacia el verdadero Dios. La paz de Jesús es una paz que el mundo
no puede dar (cf. Jn 14,27). Aquí se trata en definitiva de la cuestión sobre
el significado de "redención", liberación y salvación. La "pax
Christi" no está necesariamente en contraste con la "pax
Agusti", pero la paz de Cristo supera la paz de Augusto, como el cielo
está muy por encima de la tierra.
—Una cosa es obvia: Augusto pertenece al pasado;
Jesucristo en cambio es el presente y el futuro: "el mismo ayer, hoy y
siempre" (Hb 13,8).
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de
textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
Fuente: master·evangeli.net