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jueves, 29 de enero de 2015

El "Reino de Dios" es la soberanía del "Dios presente en la historia"

Hoy —continuando con las parábolas acerca del Reino— entendemos que la doctrina de Cristo es "luz" para todo el mundo. Pero, ¿dónde vemos este reinado? Pilatos hizo esa pregunta, pero despreció la respuesta… Jesús proclama el Reino "de Dios", no otro cualquiera: anuncia al Dios vivo, que es capaz de actuar en el mundo y en la historia de un modo concreto.

El aspecto nuevo y totalmente específico de su mensaje consiste en que ésta es la hora en que Dios —de una manera que supera cualquier modalidad precedente— se manifiesta en la historia como su verdadero "Señor", como el Dios viviente. Su soberanía sobrepasa el "momento", va más allá de la historia entera y la trasciende. Pero al mismo tiempo es algo absolutamente presente: en la liturgia, en el templo y en la sinagoga; en la oración y vida del creyente.

—Tu poder, Señor, es silencioso, pero constituye la verdadera soberanía: la gloria de Cristo —la gloria humilde y dispuesta a sufrir— no ha desaparecido… ni desaparecerá.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

martes, 9 de diciembre de 2014

El Autor de la Sagrada Escritura

Hoy, oyendo a Cristo captamos algo más que palabras humanas: escuchándolas, entrevemos el "corazón" de Dios. Palabras de Jesús; palabras redactadas por Mateo; palabras de alcance divino. La Sagrada Escritura no es simple literatura humana: ha surgido en y del sujeto vivo del Pueblo de Dios en camino.

Tres sujetos interactúan entre sí en la "Biblia". El grupo de autores a los que debemos la redacción de los distintos libros que integran la Escritura. Estos autores no son escritores autónomos, sino que forman parte del sujeto común "Pueblo de Dios": hablan a partir de él y a él se dirigen, hasta el punto de que el Pueblo es el "autor" de la Escritura. Este Pueblo no es autosuficiente, sino que se sabe guiado por Dios mismo que, en el fondo, es quien habla a través de los hombres y su humanidad.

—En el Pueblo de Dios —la Iglesia— como sujeto vivo de la Escritura las palabras de la "Biblia" son siempre una presencia del Dios vivo.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

sábado, 8 de noviembre de 2014

El "deísmo"

Hoy hemos de hacer presente la realidad del Dios vivo, que conoce nuestros corazones. El problema de la descomposición moral de la sociedad deriva de la ausencia de Dios en nuestro pensamiento. En concreto, la ausencia de la fe en la vida eterna, que es vida con Dios. El "deísmo" —la idea de que Dios puede existir, pero que no entra en nuestra vida— influye en nuestra cultura.

Hemos dejado de atrevernos a hablar de la vida eterna. Dios se ha vuelto para nosotros lejano, abstracto. Ya no creemos que el hombre sea tan importante a los ojos de Dios como para que Él se ocupe de nosotros. Pensamos que para Dios, si es que existe, nuestras cosas no pueden tener demasiada importancia. Y así hemos decidido "construirnos a nosotros mismos", reconstruir el mundo sin contar con las realidades de Dios, del juicio y de la vida eterna.

—Señor, tu eres el Dios que vives, que nos conoces y nos amas. Vivimos ante tu mirada.