Los santos Pedro y Pablo
son las columnas de la Iglesia. Por caminos a veces paralelos y a veces
divergentes, pero guiados por un mismo Espíritu, extendieron el Evangelio entre
los judíos y entre los paganos. Los dos entregaron su vida por el Evangelio
siendo martirizados en Roma
«El día de hoy es para
nosotros sagrado, porque en él celebramos el martirio de los santos apóstoles
Pedro y Pablo. No nos referimos a unos mártires desconocidos. A toda la tierra
alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Estos mártires, en
su predicación, daban testimonio cíe lo que habían visto y, con un desinterés
absoluto, dieron a conocer la verdad hasta morir por ella.»
Así se expresaba San
Agustín en un sermón que hoy nos transcribe la Liturgia de las Horas.