Mostrando entradas con la etiqueta Pecado. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Pecado. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de enero de 2014

Evangelio del Domingo [19.01.2014]

Día litúrgico: Domingo II (A) del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Jn 1,29-34): En aquel tiempo, vio Juan venir Jesús y dijo: «He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es por quien yo dije: ‘Detrás de mí viene un hombre, que se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo’. Y yo no le conocía, pero he venido a bautizar en agua para que Él sea manifestado a Israel».

Y Juan dio testimonio diciendo: «He visto al Espíritu que bajaba como una paloma del cielo y se quedaba sobre Él. Y yo no le conocía pero el que me envió a bautizar con agua, me dijo: ‘Aquel sobre quien veas que baja el Espíritu y se queda sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo’. Y yo le he visto y doy testimonio de que éste es el Elegido de Dios».

Comentario: Rev. D. Joaquim FORTUNY i Vizcarro (Cunit, Tarragona, España).

He ahí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo

viernes, 10 de enero de 2014

“Ya no somos esclavos del pecado” [Mons. Javier del Río]


“Ya no somos esclavos del pecado, Dios nos ha enviado a su único hijo para que sea nuestro salvador”, fueron las palabras de ánimo y reflexión que ofreció Monseñor Javier Del Río Alba, Arzobispo de Arequipa, a los más de 800 fieles reunidos en la Basílica Catedral de la Ciudad Blanca, el 1 de enero, en la celebración de la Misa de Año Nuevo, en el marco de la Solemnidad de Santa María Madre de Dios y la Jornada Mundial de Oración por la Paz.

“En mi oración, he pedido que Dios derrame sus gracias este nuevo año en todos nosotros, pero en especial he pedido para que podamos recogernos como niños ante el pesebre y podamos constatar en nuestra vida cotidiana el cumplimiento de las promesas del Señor”, manifestó el Prelado en su homilía.

viernes, 13 de septiembre de 2013

¿Usamos la lengua para matar a Dios?


13-09-2013 Radio Vaticana

(RV).- Quien habla mal del prójimo es un hipócrita que no tiene “el coraje de mirar a los propios defectos”. Lo dijo el Papa Francisco en la Misa de la mañana del viernes en la Casa Santa Marta. El Pontífice subrayó que las habladurías tienen una “dimensión de criminalidad”, porque cada vez que hablamos mal de nuestros hermanos, imitamos el gesto homicida de Caín.

“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?” El Obispo de Roma desarrolló su homilía partiendo de la cuestión planteada por Jesús que sacude la conciencia de cada hombre, en todo tiempo. Luego de habernos hablado de la humildad, observó, Jesús nos habla de lo contrario, “de aquella actitud odiosa ante el prójimo, aquel convertirse en juez del hermano”. Y aquí, afirmó, Jesús “dice una palabra fuerte: hipócrita”:

viernes, 14 de junio de 2013

Evangelio del Viernes [14.06.2013]

Día litúrgico: Viernes X del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Mt 5,27-32): En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘No cometerás adulterio’. Pues yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón. Si, pues, tu ojo derecho te es ocasión de pecado, sácatelo y arrójalo de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la gehenna. Y si tu mano derecha te es ocasión de pecado, córtatela y arrójala de ti; más te conviene que se pierda uno de tus miembros, que no que todo tu cuerpo vaya a la gehenna.

»También se dijo: ‘El que repudie a su mujer, que le dé acta de divorcio’. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto el caso de fornicación, la hace ser adúltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio».

Comentario: Pare Josep LIÑÁN i Pla SchP (Sabadell, Barcelona, España).

«Todo el que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio»

lunes, 10 de junio de 2013

Papa Francisco: "Si no abrimos el corazón al Espíritu, las bienaventuranzas parecen tonterías"



10 de junio, 2013 (romereports.com) Durante la Misa en Casa Santa Marta el Papa Francisco comentó el pasaje del Evangelio de las bienaventuranzas. El Papa explicó cómo esos nuevos mandamientos no tienen sentido si el hombre no está abierto a la acción de Dios.

Papa Francisco
“Son los nuevos mandamientos. Pero si nosotros no tenemos el corazón abierto al Espíritu Santo, parecerán tonterías. 'Mira, ser pobres, ser humildes, ser misericordiosos, no parece algo que nos lleve al éxito'. Si no tenemos el corazón abierto y si no hemos gustado el consuelo del Espíritu Santo, que es la salvación, no se entiende esto. Esta es la ley para aquellos que han sido salvados y han abierto su corazón a la salvación. Esta es la ley de los libres, con la libertad del Espíritu Santo”.

El Papa advirtió que cuando el hombre busca la  libertad cerrándose a la acción de Dios se acaba convirtiendo en un esclavo del espíritu del mundo y cae en la hipocresía de los fariseos y saduceos.

Extracto Textual de la Homilía
(Fuente: Radio Vaticana)

jueves, 23 de mayo de 2013

Evangelio del Jueves [23.05.2013]


Día litúrgico: Jueves VII del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Mc 9,41-50): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa. Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonaréis? Tened sal en vosotros y tened paz unos con otros».

Comentario: Rev. D. Xavier PARÉS i Saltor (La Seu d'Urgell, Lleida, España).

Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa

martes, 16 de abril de 2013

La calumnia destruye


16-04-2013 L’Osservatore Romano

La calumnia destruye la obra de Dios, porque nace del odio. Es hija del «padre de la mentira» y quiere aniquilar al hombre, alejándolo de Dios. La calumnia es una brisa, cantaba Basilio en el «Barbero de Sevilla», para el Papa Francisco la calumnia es un fuerte viento. Lo dijo el lunes 15 de abril por la mañana durante la habitual misa celebrada en la capilla de la Domus Sanctae Marthae. Entre los presentes, empleados y responsables de los Servicios de teléfonos y Servicio Internet de la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, con el padre Fernando Vérgez Alzaga, director de la Dirección de telecomunicaciones de la Gobernación, que concelebró con el Papa, y algunos familiares del cardenal argentino Eduardo Francisco Pironio, fallecido en 1998.

sábado, 29 de octubre de 2011

Festividad de San Narciso de Jerusalén

Obispo.

La envidia es mala. Son temibles para los padres los "celos" que muestran algunos pequeños cuando viene al hogar un nuevo hermano. Llenan la casa de disensiones y discordias entre los niños, ante el cuidado normal que los padres dan a sus otros hermanos. Esta situación llega a ser, en ocasiones, mortificante para los padres cuando se dan en una casa. Lo bueno del asunto es que de ordinario pasa pronto, basta con adquirir un mayor grado de madurez natural. Lo malo del caso es no cuidar las pequeñas envidiejas y permitir que se asienten en el hombre tomando el cariz de pecado.

Narciso nació a finales del siglo I en Jerusalén y se formó en el cristianismo bebiendo en las mismas fuentes de la nueva religión. Debieron ser sus catequistas aquellos que el mismo Salvador había formado o los que escucharon a los Apóstoles.

Era ya presbítero modelo con Valente o con el Obispo Dulciano. Fue consagrado obispo, trigésimo de la sede de Jerusalén, en el 180, cuando era de avanzada edad, pero con el ánimo y dinamismo de un joven. En el año 195 asiste y preside el Concilio de Cesarea para unificar con Roma el día de la celebración de la Pascua.

Permitió Dios que le visitara la calumnia. Tres de sus clérigos —también de la segunda o tercera generación de cristianos no pudieron resistir el ejemplo de su vida, ni sus reprensiones, ni su éxito. Se conjuraron para acusarle, sin que sepamos el contenido, de un crimen atroz. ¡Parece fábula que esto pueda pasar entre cristianos!

Viene el perdón del santo a sus envidiosos difamadores y toma la decisión de abandonar el gobierno de la grey, viendo con humildad en el acontecimiento la mano de Dios. Secretamente se retira a un lugar desconocido en donde permanece ocho años.

Dios, que tiene toda la eternidad para premiar o castigar, algunas veces lo hace también en esta vida, como en el presente caso. Uno de los maldicientes hace penitencia y confiesa en público su infamia. Regresa Narciso de su autodestierro y permanece ya acompañando a sus fieles hasta bien pasados los cien años. En este último tramo de vida le ayuda Alejandro, obispo de Flaviada en la Capadocia, que le sucede.

El vicio capital de la envidia presenta un cuadro de tristeza permanente ante la contemplación de los bienes materiales o morales que otros poseen. En lo moral, es pecado porque la caridad es amar y, cuando se ama, hay alegría con los bienes del amado. Cuando hay envidia no hay amor, hay egoísmo, desorden, pecado.

El envidioso vive acongojado -casi sin vida- por el bien que advierte en el otro y que él anhela tener. En ocasiones extremas puede llegar a convertirse en una anomalía psíquica peligrosa ya que lleva a la ceguera y desesperación cuyas consecuencias van de la maledicencia al crimen, pasando por la calumnia y la traición: el envidioso se considera incapaz de alcanzar las cualidades ajenas; la estimación que los demás disfrutan es considerada como un robo del cariño que él merece; en la eficacia del trabajo ajeno, acompañado de éxito y merecidos triunfos, el envidioso ve intriga y apaño.

Ayer y hoy hubo y hay envidiosos. A los prójimos toca sufrir pacientemente las consecuencias. Sin olvidar que la envidia fue la causa humana que llevó al Señor al Calvario.

¡Gracias, San Narciso, porque me das ejemplo de paciencia ante la cruz!