Papa denuncia en el Via Crucis del Coliseo
el silencio cómplice hacia cristianos perseguidos
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4 de abril, 2015. Llevaron la cruz personas
de países donde se persigue a cristianos como Irak, Siria y Nigeria.
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EN DIRECTO: Francisco asiste a los oficios
del Viernes Santo en San Pedro
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April 3, 2015. Comenzarán a las 17 hora de
Roma. El Papa rezará tumbado en señal de penitencia.
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EN DIRECTO: Vía Crucis en el Coliseo con el
Papa Francisco
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3 de abril, 2015. Comenzará a las 21:15 hora
de Roma.
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El padre Damián, el cura cantante que podría
ganar un talent show
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3 de abril, 2015. Participa en el programa
"La Voz” en España. Fue aplaudido por Laura Pausini y Alejandro Sanz.
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Francisco, “profundamente entristecido” por
la masacre de Kenia
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3 de abril, 2015. Al menos 147 muertos en un
campus universitario a causa de un ataque yihadista.
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Francisco reza tumbado en el suelo de la
Basílica de San Pedro
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3 de abril, 2015. Es un gesto que se realiza
en Viernes Santo en señal de penitencia y adoración a la Cruz.
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Originales “pesebres” de Pascua con escenas
de la Pasión
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3 de abril, 2015. Una parroquia de Roma
expone esta tradición napolitana.
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La antigua “máquina” para exponer la
Eucaristía que sólo se muestra el Jueves Santo
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3 de abril, 2015. Sostiene 213 velas, y se
custodia en una iglesia del Trastévere de Roma.
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Francisco preside la ceremonia de la Pasión
de Cristo en Viernes Santo
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3 de abril, 2015. El padre Cantalamessa
reflexionó en su homilía sobre los cristianos perseguidos como Cristo.
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La pasión de Jesucristo en el arte
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3 de abril, 2015. Dalí, Velázquez, el Greco,
Giotto, Goya... maestros de todos los tiempos han plasmado este momento.
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viernes, 3 de abril de 2015
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viernes, 5 de diciembre de 2014
El Papa asiste al primer sermón de Adviento
05-12-2014
(Sólo vídeo) El Papa Francisco asistió al tradicional primer sermón de Adviento en la capilla Redemptoris Mater.
El tema sobre el que reflexionó el capuchino Raniero Cantalamessa, Predicador de la Casa Pontificia, fue "Paz en la tierra a los hombres que ama el Señor”.
Esta predicación semanal comienza en la primera semana de Adviento y sirve para preparar la Navidad. La próxima será el 12 de diciembre.
Extracto del Primer Sermón de Adviento
(Fuente: Radio Vaticana)
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sábado, 19 de abril de 2014
Papa Francisco, penitente durante ceremonia del Viernes Santo en el Vaticano
18-04-2014
En un ambiente de recogimiento y silencio se celebró la liturgia de la Pasión del Señor del Viernes Santo. Como marco, la Basílica de San Pedro iluminada de forma tenue para propiciar el clima de penitencia.
El Papa Francisco llegó pocos minutos antes de las cinco de la tarde. Al acercarse a la Cruz que estaba en el altar, se postró en el suelo para rezar en señal de humildad y adoración. El Papa se levantó con cierta dificultad ayudado por dos ceremonieros.
A continuación, dio la bendición a los tres diáconos que proclamaron el Evangelio de San Juan que relata la Pasión de Cristo.
El predicador de la Casa Pontificia, el fraile capuchino Raniero Cantalamessa, pronunció la homilía. Reflexionó sobre la figura de Judas Iscariote y dijo que, como en la época de Jesús, el dinero sigue siendo el "ídolo por antonomasia”.
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viernes, 18 de abril de 2014
El Papa Francisco preside la celebración de la Pasión del Señor en la basílica Vaticana
2014-04-18 Radio Vaticana
(RV).- El Papa Francisco preside la celebración de la
Pasión del Señor en la basílica Vaticana, la tarde del Viernes Santo. Las
meditaciones de este año están a cargo del Padre Rainiero Cantalamessa,
predicador de la Casa Pontificia. P. Cantalamessa recordó que Judas fue elegido
para “ser uno de los doce”. “Al insertar su nombre en la lista de los
apóstoles, el 'evangelista Lucas escribe: «Judas Iscariote que se convirtió en
el traidor» (Lc 6, 16). Por lo tanto, explica el predicador, Judas no había
nacido traidor y no lo era en el momento de ser elegido por Jesús; ¡llegó a
serlo! Estamos ante uno de los dramas más sombríos de la libertad humana”.
La confesión, prosiguió el P. Cantalamessa, “nos permite
experimentar sobre nosotros lo que la Iglesia canta la noche de Pascua en el
Exultet: «Oh, feliz culpa, que mereció tal Redentor!» Jesús sabe hacer, de
todas las culpas humanas, una vez que nos hemos arrepentido, «felices culpas»,
culpas que ya no se recuerdan si no por haber sido ocasión de experiencia de
misericordia y de ternura divinas!”. “Tengo un deseo que hacerme y haceros a
todos”, añade, “Venerables Padres, hermanos y hermanas: que la mañana de Pascua
podamos levantarnos y oír resonar en nuestro corazón las palabras de un gran
converso de nuestro tiempo”. (MZ-RV)
Reflexión completa del Padre Rainiero Cantalamessa,
predicador de la Casa Pontificia
«ESTABA TAMBIÉN CON ELLOS JUDAS, EL TRAIDOR»
viernes, 21 de marzo de 2014
Segundo Sermón Cuaresmal [Raniero Cantalanessa]
San Agustín “Creo en la
Iglesia Una y Santa”
21.03.2014
Segunda predicación de Cuaresma 2014
Desde
Oriente a Occidente
En la meditación introductoria de la semana pasada hemos
reflexionado sobre el sentido de la Cuaresma como un tiempo en el que ir con Jesús
al desierto, ayunar de alimentos y de imágenes, aprender a vencer las
tentaciones y, sobre todo, crecer en la intimidad con Dios.
En las cuatro predicaciones que nos quedan, prosiguiendo
la reflexión iniciada en la Cuaresma del año 2012 con los padres griegos,
entramos en la escuela de cuatro grandes doctores de la Iglesia latina
—Agustín, Ambrosio, León Magno y Gregorio Magno— para ver qué nos dice a
nosotros hoy cada uno de ellos, a propósito de la verdad de fe de la que ha
sido especialmente defensor es decir, respectivamente, la naturaleza de la
Iglesia, la presencia real de Cristo en la Eucaristía, el dogma cristológico de
Calcedonia y la inteligencia espiritual de las Escrituras.
El objetivo es redescubrir, tras estos grandes Padres, la
riqueza, la belleza y la felicidad de creer, pasar, como dice Pablo, «de fe en
fe» (Rom 1,17), de una fe creída a una fe vivida. Un mayor «volumen» de fe
dentro de la Iglesia será precisamente lo que construya luego la fuerza mayor
de su anuncio al mundo.
El título del ciclo está tomado de un pensamiento querido
para los teólogos medievales: «Nosotros –decían- somos como enanos que se
sientan sobre las espaldas de los gigantes, de modo que podemos ver más cosas y
más lejos que ellos, no por la agudeza de nuestra mirada o por la altura del
cuerpo, sino porque somos llevados más arriba y somos alzados por ellos a una
altura gigantesca»[1].
Este pensamiento ha encontrado expresión artística en algunas estatuas y
ventanas de las catedrales góticas de la Edad Media, donde están representados
personajes de estatura imponente que sostienen, sentados a hombros, hombres
pequeños, casi enanos. Los gigantes eran para ellos, como son para nosotros,
los Padres de la Iglesia.
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sábado, 15 de marzo de 2014
Primer Sermón Cuaresmal [Raniero Cantalamessa]
Con Jesús en el desierto
14.03.2014
La Cuaresma comienza cada año con el relato de Jesús que
se retira al desierto durante cuarenta días. En esta meditación introductoria
queremos tratar de descubrir qué hizo Jesús en este tiempo, qué temas están
presentes en el relato evangélico, para aplicarlos a nuestra vida.
1. «El Espíritu
empujó a Jesús al desierto»
El primer tema es el del desierto. Jesús acaba de recibir,
en el Jordán, la investidura mesiánica para llevar la buena noticia a los
pobres, sanar los corazones afligidos, predicar el reino (cf. Lc 4,18s). Pero
no se apresura a hacer ninguna de estas cosas. Al contrario, obedeciendo a un
impulso del Espíritu Santo, se retira al desierto donde permanece cuarenta
días. El desierto en cuestión es el desierto de Judá que se extiende desde el
exterior de los muros de Jerusalén hasta Jericó, en el valle del Jordán. La
tradición identifica el lugar con el llamado Monte de la Cuarentena que da al
valle del Jordán.
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viernes, 6 de diciembre de 2013
El Papa asiste al primer sermón de Adviento: Navidad, San Francisco y reforma de la Iglesia
06-12-2013
(Sólo vídeo) El Papa Francisco asistió esta mañana al primer sermón de Adviento, en la capilla Redemptoris Mater. Un fraile franciscano Predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, reflexionó sobre qué puede aportar a la Iglesia la vida y el mensaje de San Francisco, especialmente en Navidad.
El título de su predicación fue: "Hacia la Natividad del Señor en compañía de San Francisco de Asís”.
Raniero Cantalamessa dijo que la reforma de la Iglesia se debe hacer por la vía de la santidad y subrayó la importancia de la humildad con que vivió San Francisco de Asís desde su conversión, negándose a sí mismo por servir a Jesús.
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domingo, 20 de octubre de 2013
Les decía una parábola sobre la necesidad de orar... ‘sin desfallecer’
Domingo XXIX del tiempo ordinario, Ciclo C
El evangelio [dominical, Lc 18, 1-8] empieza así: «En
aquel tiempo, Jesús les decía una parábola a sus discípulos para inculcarles
que era preciso orar siempre sin desfallecer». La parábola es la de la viuda
inoportuna. A la pregunta: «¿Cuántas veces hay que orar?», Jesús responde:
¡Siempre! La oración, como el amor, no soporta el cálculo de las veces. ¿Hay
que preguntarse tal vez cuántas veces al día una mamá ama a su niño, o un amigo
a su amigo? Se puede amar con grandes diferencias de conciencia, pero no a
intervalos más o menos regulares. Así es también la oración.
Este ideal de oración continua se ha llevado cabo, en
diversas formas, tanto en Oriente como en Occidente. La espiritualidad oriental
la ha practicado con la llamada oración de Jesús: «Señor Jesucristo, ¡ten
piedad de mí!». Occidente ha formulado el principio de una oración continua,
pero de forma más dúctil, tanto como para poderse proponer a todos, no sólo a
aquellos que hacen profesión explícita de vida monástica. San Agustín dice que
la esencia de la oración es el deseo. Si continuo es el deseo de Dios, continua
es también la oración, mientras que si falta el deseo interior, se puede gritar
cuanto se quiera; para Dios estamos mudos. Este deseo secreto de Dios, hecho de
recuerdo, de necesidad de infinito, de nostalgia de Dios, puede permanecer vivo
incluso mientras se está obligado a realizar otras cosas: «Orar largamente no
equivale a estar mucho tiempo de rodillas o con las manos juntas o diciendo
muchas palabras. Consiste más bien en suscitar un continuo y devoto impulso del
corazón hacia Aquél a quien invocamos».
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sábado, 8 de diciembre de 2012
El principio que informa y une todo, el corazón del Catecismo es una persona: ¡Jesucristo!”
07-12-2012 Radio Vaticana
(RV).- Benedicto XVI asistió esta
mañana, en la Capilla Redemptoris Mater del Palacio Apostólico, junto a la
Curia Romana, al primer sermón de Aviento del predicador de la Casa Pontificia,
el padre Raniero Cantalamessa. El padre capuchino habló sobre “El Año de la Fe
y el Catecismo de la Iglesia Católica”.
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viernes, 6 de abril de 2012
“… Estoy vivo por los siglos de los siglos” (Apocalipsis 1,18)
P. Raniero Cantalamessa, OFM Cap "Estuve muerto, pero
ahora estoy vivo por los siglos de los siglos" (Apocalipsis 1,18) Prédica
del Viernes Santo 2012 en la Basílica de San Pedro.
Algunos padres de la Iglesia han encerrado en una imagen
todo el misterio de la redención. Imaginemos, decían, que tenga lugar en el
estadio una lucha épica. Un valiente ha enfrentado al cruel tirano que tenía
esclavizada la ciudad, y con enorme esfuerzo y sufrimiento, lo ha vencido. Tú
estabas en las graderías, no has luchado, ni te has esforzado ni te han herido.
Pero si admiras al valiente, si te alegras con él por su victoria, si le tejes
coronas, provocas y agitas a la asamblea por él, si te inclinas con alegría por
el vencedor, le besas la cabeza y le das la mano, en definitiva, si tanto
deliras por él, hasta considerar como tuya su victoria, te digo ciertamente que
tú tendrás parte en el premio del vencedor.
Pero aún hay más: supongamos que el vencedor no tenga
ninguna necesidad del premio que ganó, pero quiera más que nada, ver honrado a
su sostenedor y considerar el premio por el que luchó, como la coronación del
amigo. ¿En tal caso aquel hombre no obtendrá quizás la corona, incluso si no ha
luchado ni ha sido herido? ¡Por supuesto que sí! Así, dicen estos padres,
sucede entre Cristo y nosotros. "Él, en la cruz, ha vencido a su antiguo
enemigo".
"Nuestras espadas -exclama san Juan Crisóstomo-, no están ensangrentadas, no estábamos en la
lucha, no tenemos heridas, la batalla ni siquiera la hemos visto, y he aquí que
obtenemos la victoria. Suya fue la lucha, nuestra la corona. Y visto que hemos
ganado también nosotros, debemos imitar lo que hacen los soldados en estos
casos: con voces de alegría exaltamos la victoria, entonamos himnos de alabanza
al Señor".
No se podría explicar de una manera mejor el significado
de la liturgia que estamos celebrando. ¿Pero lo que estamos haciendo es también
eso una imagen, la representación de una realidad del pasado, o es la misma
realidad? ¡Las dos cosas! "Nosotros, -decía san Agustín al pueblo-, sabemos y creemos con fe certera que
Cristo murió una sola vez por nosotros [...]. Sabéis perfectamente que todo
esto sucedió una sola vez y sin embargo la solemnidad lo renueva periódicamente
[...].
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viernes, 30 de marzo de 2012
Cuarta y última predicación Cuaresmal
2012-03-30 Radio Vaticana
(RV).- El Santo Padre Benedicto XVI que llegó ayer por la mañana de Cuba tras concluir su XXIII Viaje apostólico a nuestro continente, en que también visitó México, asistió esta
mañana a las 9 h. a la cuarta y última predicación de Cuaresma del P. Raniero Cantalamessa,
Predicador de la Casa Pontificia, con los demás miembros de la Curia Romana, en
la Capilla “Redemptoris Mater” del Palacio Apostólico. El tema general de las
meditaciones cuaresmales se inspira en el pasaje bíblico de los Hebreos:
"Acordaos de vuestros jefes e imitad su fe" (Heb 13, 7).
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lunes, 19 de marzo de 2012
Jesús explica por qué nos llama... «amigos»
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La Santísima Trinidad |
En el Evangelio de este domingo encontramos una de las frases absolutamente más bellas y consoladoras de la Biblia: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna».
Para hablarnos de su amor, Dios se ha servido de las experiencias de amor que el hombre tiene en el ámbito natural. Dante dice que en Dios existe, como atado en un único volumen, «lo que en el mundo se desencuaderna». Todos los amores humanos –conyugal, paterno, materno, de amistad– son páginas de un cuaderno, o chispas de un incendio, que tiene en Dios su fuente y plenitud.
Ante todo Dios, en la Biblia, nos habla de su amor a través de la imagen del amor paterno. El amor paterno está hecho de estímulo, de impulso. El padre quiere hacer crecer al hijo, empujándole a que dé lo mejor de sí. Por ello difícilmente un padre alabará al hijo incondicionalmente en su presencia. Teme que se crea cumplido y no se esfuerce más. Un rasgo del amor paterno es también la corrección. Pero un verdadero padre es asimismo aquel que da libertad, seguridad al hijo, que le hace sentirse protegido en la vida. He aquí por qué Dios se presenta al hombre, a lo largo de toda la revelación, como su «roca y baluarte», «fortaleza siempre cerca en las angustias».
Otras veces Dios nos habla con la imagen del amor materno. Dice: «¿Acaso olvida una mujer a su niño, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ésas llegasen a olvidar, yo no te olvido» (Is 49, 15). El amor de la madre está hecho de acogida, de compasión y de ternura; es un amor «entrañable». Las madres son siempre un poco cómplices de los hijos y con frecuencia deben defenderles e interceder por ellos ante el padre. Se habla siempre del poder de Dios y de su fuerza; pero la Biblia nos habla también de una debilidad de Dios, de una impotencia suya. Es la «debilidad» materna.
sábado, 17 de marzo de 2012
Cuaresma: El misterio de la Trinidad
16-03-2012 Radio Vaticana
(RV).- Benedicto XVI ha participado junto a la Familia Pontificia esta mañana, en la Capilla Redemptoris Mater, a la segunda predicación de Cuaresma del padre Raniero Cantalamessa. Sermón, que el fraile capuchino ha dedicado hoy a “San Gregorio Nacianceno, maestro de fe en la Trinidad”.
El predicador de la Casa Pontificia había ya indicado la semana pasada que en preparación al Año de la Fe, proclamado por el Santo Padre Benedicto XVI, los cuatro sermones de Cuaresma los dedicaría a los cuatro grandes doctores de la Iglesia oriental: Atanasio, Basilio, Gregorio de Nisa y Gregorio Nacianceno.
De este último el padre capuchino ha señalado que ya en la antigüedad se le llamaba “gigante de la Trinidad”, gran teólogo, por haber dado su personal contribución a la clarificación del dogma trinitario. Su mérito fue el haber dado a la ortodoxia trinitaria su formulación perfecta, con frases destinadas a convertirse en patrimonio común de la teología. “Para san Gregorio Nacianceno la Trinidad no era una verdad abstracta, o solamente un dogma: era su pasión, su ambiente vital, algo que hacía vibrar su corazón tan sólo nombrándola”.
El padre Cantalamessa ha recordado que la teología occidental ha tenido siempre que defenderse del riesgo opuesto al triteísmo, es decir, el riesgo de acentuar la unidad de la naturaleza divina, en detrimento de la distinción de las 3 personas. “De hecho Descartes y los iluministas prescinden de la Trinidad para concentrase solo en Dios. ¿Qué necesidad habría -decían- de que Dios se divida en tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo? ¿En qué sentido la Trinidad puede ser la proyección y la sublimación que el espíritu humano hace de sí mismo?
“La respuesta -ha explicado el predicador- nos la da san Agustín partiendo de la palabra de san Juan: “Dios es amor”. “Dios es amor y por ello -concluye san Agustín- Dios es trino. Porque el amor supone uno que ama, el que es amado y el amor mismo. El Padre es, en la Trinidad, aquel que ama, la fuente y el principio de todo; el Hijo es el amado; el Espíritu Santo el amor con que se ama”.
“Un dios que fuera solo puro Conocimiento o pura Ley, o puro Poder -dice el Padre Catalamessa-, no tendría necesidad de ser trino. Pero un Dios que es sobre todo Amor, sí tiene necesidad. Y la “puerta” para entrar en la Trinidad ha afirmado el padre capuchino “es solo una: Jesucristo. Con su muerte y resurrección Él ha inaugurado para nosotros una vida nueva y viviente para entrar en el santo de los santos que es la Trinidad y nos ha dejado los medios para poderlo seguir en este camino de regreso”. El primero y más universal es la Iglesia”.
ER - RV
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miércoles, 14 de marzo de 2012
La fe, es experiencia, no teoría
Publicado el 12/03/2012 por vaticanes
El Padre Raniero Cantalamessa, capuchino, predicador de la Casa Pontificia, ha pronunciado esta mañana el primero de los sermones Cuaresmales dirigidos al Papa y la Curia romana. Este año, el Padre Cantalamessa estudia cuatro grandes doctores de la Iglesia oriental. El primero de ellos, San Atanasio, obispo de Alejandria del siglo IV, nos enseña que la fe en la divinidad de Cristo no es posible si no se experimenta también la salvación operada por Cristo. Sin esta experiencia, la divinidad de Cristo se convierte en una idea, a la que fácilmente se puede oponer otra idea.
La salvación se experimenta leyendo la Palabra de Dios, recibiendo los sacramentos, sobre todo la Eucaristía, rezando, ejercitando los carismas.
En nuestro tiempo, la fe en la Divinidad de Cristo, es indispensable para mantener viva la esperanza sobre el futuro de la Iglesia y del mundo.
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viernes, 9 de marzo de 2012
La fe en la divinidad de Cristo
09-03-2012 Radio Vaticana
(RV).- Benedicto XVI ha tomado parte esta mañana, en la Capilla Redemptoris Mater, junto a la Familia Pontificia, a la primera predicación de Cuaresma del padre capuchino Raniero Cantalamessa. Sermón que ha dedicado a “San Atanasio y la fe en la Divinidad de Cristo”.
El predicador de la Casa Pontificia ha indicado que este año, en preparación al Año de la fe, proclamado por el Santo Padre Benedicto XVI, los cuatro sermones de Cuaresma se basarán en los cuatro grandes doctores de la Iglesia oriental: Atanasio, Basilio, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Nisa, para ver lo que cada uno de ellos nos dice sobre el dogma del que eran respectivamente, maestros: la divinidad de Cristo, el Espíritu Santo, la Trinidad, y el conocimiento de Dios.
“Todo ello con la intención -ha señalado el predicador- de elaborar el impulso y restaurar la frescura de nuestra fe, a través de un renovado contacto con estos gigantes "de la fe" del pasado. Lo que nos gustaría aprender de los Padres no es tanto la forma de proclamar la fe en el mundo, sino más bien la profundización de su propia fe, redescubrir, detrás de ellos, la riqueza, la belleza y la felicidad de creer”.
El padre capuchino ha iniciado hoy con San Atanasio, “el campeón de la divinidad de Cristo”. Fue obispo de Alejandría, nacido en el año 295. “Pocos padres han dejado una huella tan profunda en la historia de la Iglesia. Viene recordado por muchas cosas: “la influencia que tuvo en la difusión del monaquismo, por haber sido el primero en reclamar la libertad de la Iglesia en un Estado cristiano, por su amistad con los obispos occidentales”.
Todo su trabajo y mérito consistieron en eliminar los obstáculos que hasta entonces habían impedido el pleno reconocimiento, sin reticencias, de la divinidad de Cristo en el contexto cultural griego. “La divinidad de Cristo -decía- es la piedra angular que sostiene los dos misterios principales de la fe: la Trinidad y la Encarnación, dos puertas que se abren y se cierran a la vez”.
Para San Atanasio, ha explicado el padre Catalamessa, es necesario a veces demoler en nosotros, creyentes, y en los hombres de Iglesia, la falsa persuasión de creer, de estar tranquilos por lo que se refiere a la fe. “Es necesario, en cambio, provocar la duda, poner en duda la fe, para podernos poner así a la búsqueda de una fe más autentica”.
Atanasio recuerda que “la fe en la divinidad de Cristo no es posible sin tener presente la experiencia de la salvación obrada por Cristo”. Y esa experiencia de la salvación “se hace leyendo la palabra de Dios, administrando y recibiendo los sacramentos, sobre todo la Eucaristía, lugar privilegiado de la presencia del Resucitado, ejercitando los carismas, manteniendo contacto con la vida de la comunidad creyente y rezando”.
“La fe en la divinidad de Cristo nos es sobre todo indispensable en este momento, para mantener viva la esperanza sobre el futuro de la Iglesia y del mundo”.
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jueves, 1 de marzo de 2012
Los Padres de la Iglesia, Maestros y Gigantes de la fe
01-03-2012 Radio Vaticana
(RV).- La prefectura de la Casa Pontificia publicó este jueves los temas de las predicaciones para la Cuaresma de este año, que como es tradicional tienen lugar con la participación del Papa, los viernes, de este tiempo litúrgico, desde el próximo 9 hasta el 30 de marzo, puesto que la primera semana cuaresmal está dedicada a los ejercicios espirituales del Papa y de la Curia Romana.
«Acuérdense de quienes los dirigían, e imiten su fe». (Heb 13, 7) Los Padres de la Iglesia, maestros de fe. En preparación del Año de la Fe, convocado por el Santo Padre Benedicto XVI –del 12 de octubre de este 2012, hasta el 24 de noviembre de 2013– las cuatro predicaciones cuaresmales se proponen dar nuevo impulso y frescor a nuestro creer, mediante un renovado contacto con los ‘gigantes de la fe’ del pasado –escribe el Predicador de la Casa Pontificia, el Padre Raniero Cantalamessa– explicando que cada semana seguirá la escuela de uno de los cuatro grandes doctores de la Iglesia oriental. Atanasio, Basilio, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Nisa, para ver qué nos dicen hoy, sobre el dogma que los caracteriza respectivamente. Es decir, la divinidad de Cristo, el Espíritu Santo, la Trinidad y el conocimiento de Dios.
Citando al Beato Juan Pablo II, la comunicación del predicador de la Casa Pontificia recuerda que los Padres son una estructura estable de la Iglesia y para la Iglesia de todos los siglos cumplen una función perenne. Por lo que la Iglesia no se cansa nunca de volver a sus escritos, repletos de sabiduría e incapaces de envejecer, renovando sin cesar su recuerdo.
Refiriéndose a los Gigantes de la Fe, y citando al Siervo de Dios Pablo VI, el padre Cantalamessa, recuerda que sin los Padres de la Iglesia sería imposible cumplir la renovación bíblica, la reforma litúrgica y la nueva investigación teológica impulsada y anhelada por el Concilio Ecuménico Vaticano II. Ellos fueron para el desarrollo de la Iglesia lo que fueron los Apóstoles para su nacimiento. Sintieron la necesidad de adaptar el mensaje evangélico a la mentalidad de sus contemporáneos y de nutrirse con el alimento de las verdades de la Fe a sí mismos y al pueblo de Dios.
Recordamos que también estas predicaciones tienen lugar en la Capilla de la Madre del Redentor del Palacio Apostólico, donde Benedicto XVI está participando desde el pasado Domingo en los ejercicios espirituales cuaresmales, para cuyas meditaciones el Santo Padre ha elegido este año al Card. Laurent Mosengwo Pasinya, Arzobispo de Kinshasa, República Democrática del Congo. El purpurado, dedicó sus meditaciones de ayer por la tarde y de la mañana de este jueves al pecado del sacerdote y su muerte espiritual, a la penitencia y la reconciliación, y al amor fraterno. Siempre en el marco del tema elegido para este año de «La comunión del cristiano con Dios», inspirándose en la primera Carta de San Juan: «Y nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo Jesucristo».
CdM
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lunes, 27 de febrero de 2012
Una «cura de desintoxicación»... del alma
"Al no podernos ir a desierto hay que hacer un poco de desierto dentro de nosotros".
Concentrémonos en la frase inicial del Evangelio: «El Espíritu empujó a Jesús al desierto». Contiene un llamamiento importante en el inicio de la Cuaresma. Jesús acababa de recibir, en el Jordán, la investidura mesiánica para llevar la buena nueva a los pobres, sanar los corazones afligidos, predicar el reino. Pero no se apresura a hacer ninguna de estas cosas. Al contrario, obedeciendo a un impulso del Espíritu Santo, se retira al desierto donde permanece cuarenta días, ayunando, orando, meditando, luchando. Todo esto en profunda soledad y silencio.
Ha habido en la historia legiones de hombres y mujeres que han elegido imitar a este Jesús que se retira al desierto. En Oriente, empezando por san Antonio Abad, se retiraban a los desiertos de Egipto o de Palestina; en Occidente, donde no había desierto de arena, se retiraban a lugares solitarios, montes y valles remotos.
Pero la invitación a seguir a Jesús en el desierto se dirige a todos. Los monjes y los ermitaños eligieron un espacio de desierto; nosotros debemos elegir al menos un tiempo de desierto. Pasar un tiempo de desierto significa hacer un poco de vacío y de silencio en torno a nosotros, reencontrar el camino de nuestro corazón, sustraerse al alboroto y a los apremios exteriores para entrar en contacto con las fuentes más profundas de nuestro ser.
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domingo, 19 de febrero de 2012
Del remordimiento a la alabanza: Cristo continúa perdonando los pecados
Por muy didáctico y clarividente, adjuntamos el comentario al Evangelio de Hoy, que nos hace el P. Raniero Cantalamessa. Por algo es, el predicador del Vaticano.
Lo que ocurrió aquel día en casa de Simón es lo que Jesús sigue haciendo hoy en la Iglesia. Nosotros somos aquel paralítico, cada vez que nos presentamos, esclavos del pecado, para recibir el perdón de Dios.
Una imagen de la naturaleza nos ayudará (por lo menos me ha ayudado a mí) a entender por qué sólo Dios puede perdonar los pecados. Se trata de la imagen de la estalagmita. La estalagmita es una de esas columnas calizas que se forman en el fondo de ciertas grutas milenarias por la caída de agua calcárea desde el techo de la cueva. La columna que pende del techo de la gruta se llama estalactita, la que se forma abajo, en el punto en que cae la gota, estalagmita. La cuestión no es el agua y su flujo al exterior, sino que en cada gota de agua hay un pequeño porcentaje de caliza que se deposita y hace masa con la precedente. Es así que, con el paso de milenios, se forman esas columnas de reflejos irisados, bellas de contemplar, pero que si se miran mejor se parecen a barrotes de una celda o a afilados dientes de una fiera de fauces abiertas de par en par.
Lo mismo ocurre en nuestra vida. Nuestros pecados, en el curso de los años, han caído en el fondo de nuestro corazón como muchas gotas de agua calcárea. Cada uno ha depositado ahí un poco de caliza —esto es, de opacidad, de dureza y de resistencia a Dios— que iba haciendo masa con lo que había dejado el pecado precedente. Como sucede en la naturaleza, el grueso se iba, gracias a las confesiones, a las Eucaristías, a la oración. Pero cada vez permanecía algo no disuelto, y ello porque el arrepentimiento y el propósito no eran «perfectos». Y así nuestra estalagmita personal ha crecido como una columna de caliza, como un rígido busto de yeso que enjaula nuestra voluntad. Se entiende entonces de golpe qué es el famoso «corazón de piedra» del que habla la Biblia: es el corazón que nos hemos creado nosotros mismos, a fuerza de convenios y de pecados.
¿Qué hacer en esta situación? No puedo eliminar esa piedra con mi voluntad sola, porque aquella está precisamente en mi voluntad. Se comprende pues el don que representa la redención obrada por Cristo. De muchas maneras Cristo continúa su obra de perdonar los pecados. Pero existe un modo específico al que es obligatorio recurrir cuando se trata de rupturas graves con Dios, y es el sacramento de la penitencia.
Lo más importante que la Biblia tiene que decirnos acerca del pecado no es que somos pecadores, sino que tenemos un Dios que perdona el pecado y, una vez perdonado, lo olvida, lo cancela, hace algo nuevo. Debemos transformar el remordimiento en alabanza y acción de gracias, como hicieron aquel día, en Cafarnaúm, los hombres que habían asistido al milagro del paralítico: «Todos se maravillaron y glorificaban a Dios diciendo: “Jamás vimos cosa parecida”».
martes, 29 de noviembre de 2011
El Espíritu Santo va donde es esperado, deseado y amado
29-11-2011 Radio Vaticana
Martes, 29 nov. (RV).-Iniciaba este domingo el nuevo Año Litúrgico. “Un nuevo camino de fe -dijo el Papa, en el Ángelus-, que hay que vivir juntos en las comunidades cristianas, pero también -como siempre- hay que recorrerlo dentro de la historia del mundo, para abrirla al misterio de Dios, a la salvación que viene de su amor”.
“El Año litúrgico inicia con el Tiempo de Adviento, el camino que conduce a la Navidad, la festividad que celebra el nacimiento de Cristo. Es un período de luz que nos invita a meditar sobre la encarnación. Es un tiempo como decía Benedicto XVI que “hace despertar en los corazones la espera del regreso de Cristo y la memoria de su primera venida, cuando se despojó de su gloria divina para asumir nuestra carne mortal”.
En este anual ciclo del tiempo litúrgico ¿qué tipo de novedades podemos escoger para vivirlas de manera nueva? Se lo hemos preguntado al padre Raniero Cantalamessa predicador de la Casa Pontificia.
“La novedad viene del Espíritu, porque cada año el Espíritu da vida nueva a las palabras que escuchamos, y que escuchamos en un contexto siempre nuevo. Por lo tanto, la Palabra de Dios es siempre la misma, pero cada vez, es nueva, porque cae en una nueva situación y porque el Espíritu Santo pone en luz nuevas implicaciones. En este momento la Iglesia está viviendo dos grandes temas:"la evangelización, que es el tema del Sínodo del año que viene, y luego el Año de la fe proclamado por Benedicto XVI. Así pues, ya el Adviento se presta para comenzar a dar un sentido concreto a este Año de la fe. Y en el centro del Adviento hay, precisamente, la fe de María, hay la fe de los pastores, la de los Reyes Magos. No se puede iniciar, pues, de manera mejor el Año de la fe que viviendo en plenitud el Adviento”.
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