Domingo XXI del Tiempo
Ordinario
27 de agosto de 2017
MONICIÓN DE ENTRADA
Les damos nuestra más fraternal
bienvenida al inicio de esta nuestra Eucaristía, correspondiente al Domingo 21
del Tiempo Ordinario. Hoy la liturgia nos transmite la pregunta de qué es Jesús
para nosotros, quien es Él, realmente, para nuestras
vidas. La pregunta que Jesús de Nazaret hace a sus discípulos, nos la repite,
año tras, año, día tras día, a todos. Nosotros, aquí y ahora, hemos que dar una
respuesta concreta y sincera. Y así, todos juntos y con amor de hermanos vamos
a recordar el sacrificio de Amor que Cristo ofreció a su Padre y a nosotros nos
trajo la alegría de la salvación. Iniciamos cantando, con toda nuestro
agradecimiento a Dios.
MONICION DE LA PRIMERA LECTURA
1.- La primera lectura, sacada del
capítulo 22 del Libro de Isaías, nos presenta la semejanza de los hombres de
todos los tiempos. El profeta nos muestra que ya en aquel tiempo había abusos
de poder, negocios no muy claros y nos enseña cómo Dios pone fin a esta
situación. También nosotros como creyentes tenemos que estar dispuestos a poner
fin a muchas situaciones, no viviendo de forma superficial y haciéndolo desde
el evangelio aunque ello a veces nos complique la vida. Puede ser que eso no
cambie las cosas, pero al menos no nos sentiremos cómplices de la injusticia.
LECTURA DEL LIBRO DE ISAÍAS 22, 19-23
Así dice el Señor a Sobná, mayordomo de
palacio:
«Te echaré de tu puesto, te destituiré
de tu cargo.
Aquel día, llamaré a mi siervo, a
Eliacin, hijo de Elquías: le vestiré tu túnica, le ceñiré tu banda, le daré tus
poderes; será padre para los habitantes de Jerusalén y para el pueblo de Judá.
Pongo sobre sus hombros la llave del
palacio de David: abrirá y nadie cerrará, cerrará y nadie la abrirá.
Lo clavaré como una estaca en un lugar
seguro, será un trono de gloria para la estirpe de su padre».
Palabra de Dios.