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domingo, 8 de enero de 2017

Evangelio del Domingo [08.01.2017]


Día litúrgico: El Bautismo del Señor (A)

Texto del Evangelio (Mt 3,13-17): En aquel tiempo, Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre Él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España).

«Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado»

domingo, 10 de enero de 2016

Rome Reports [Newsletter]

ROMA, 10-01-2016

  Dos drones muestran el Santuario de San Ignacio de Loyola como nunca se había visto
10 de enero, 2016. El santuario da a conocer los lugares clave en la vida del fundador de los jesuitas.

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  EN DIRECTO: El Papa Francisco reza el Ángelus
10 de enero, 2016. La oración comienza a las 12:00 del mediodía hora de Roma.

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  EN DIRECTO: Papa bautiza a niños en la Capilla Sixtina
10 de enero, 2015. La ceremonia comienza a las 9:30 de la mañana hora de Roma.

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  La exótica música japonesa llega a Roma de la mano del Vaticano
10 de enero, 2016. El artista Yasuke Irie interpretó varias canciones con el Shakuach, una clásica flauta japonesa.

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El Bautismo: una participación en la transformación del mundo emprendida por Jesús

Hoy, mediante su Bautismo, Jesús anticipa su propia muerte en la cruz ("desapareciendo" bajo las aguas del Jordán), al mismo tiempo que también anticipa su resurrección ("emergiendo" de las mismas aguas). Es una simbología que remite a la realidad: Jesucristo realmente ingresará en —se hará cargo de— nuestros pecados descendiendo hasta el "infierno", hasta la "casa del mal". Lo hace no sólo como espectador —como ocurre en Dante—, sino, sobre todo, "padeciendo-con-nosotros". Y, con un sufrimiento transformador, convierte los infiernos, abre y derriba las puertas del abismo.

El "bautismo con agua" que administraba Juan recibe su pleno significado a partir del bautismo de vida y de muerte de Jesucristo. Aceptar la invitación al Bautismo significa ahora trasladarse al lugar del Bautismo de Jesús y, así, recibir, en su identificación con nosotros, nuestra identificación con Él.

—El sacramento del Bautismo aparece, por tanto, como una participación en la lucha transformadora del mundo emprendida por Jesús en el cambio de vida que se ha producido en su descenso y ascenso.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

Evangelio del Domingo [10.01.2016]

Día litúrgico: El Bautismo del Señor (C)


Texto del Evangelio (Lc 3,15-16.21-22): En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».

Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; el Amado, en ti me he complacido».

Comentario: + Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana (Sabadell, Barcelona, España).

«Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado»

domingo, 11 de enero de 2015

Evangelio del Domingo [11.01.2015]

Día litúrgico: El Bautismo del Señor (B)


Texto del Evangelio (Mc 1,7-11): En aquel tiempo, predicaba Juan diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo». Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a Él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».

Comentario: Mons. Salvador CRISTAU i Coll Obispo Auxiliar de Terrassa (Barcelona, España).

«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco»

domingo, 12 de enero de 2014

Evangelio del Domingo [12.01.2014]

Día litúrgico: El Bautismo del Señor (A)


Texto del Evangelio (Mt 3,13-17): En aquel tiempo, Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre Él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco».

Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España).

Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado

domingo, 13 de enero de 2013

Jesús ejerce sobre nosotros la acción liberadora del amor de Dios



13-01-2013 Radio Vaticana

(RV).- También este año la alegre ternura de algunos niños recién nacidos, bautizados por Benedicto XVI -en un abrazo ideal a todos los niños del mundo– iluminó la solemnidad de la Capilla Sixtina, en la Fiesta del Bautismo del Señor. Veinte bebés de pocos meses, hijos de empleados vaticanos, como Agnese y María Teresa, cuyos padres trabajan en nuestra emisora, siendo respectivamente, la primera hija de una compañera del programa escandinavo y la segunda de un compañero del programa italiano. Como es tradicional, al comienzo, el Papa dialogó con los padres, que fueron respondiendo y dando a conocer el nombre elegido para estas 9 niñas y 11 niños, momentos de gran emoción.

Jesús ejerce sobre nosotros la acción liberadora del amor de Dios, destacó el Papa en su homilía, que empezó poniendo de relieve la alegría de esta celebración y la belleza y significado del Bautismo. Benedicto XVI hizo hincapié en «la obra de Dios que Jesús quiere cumplir: la misión divina de curar a quien está herido y medicar a quien está enfermo, de tomar sobre sí el pecado del mundo».

Benedicto XVI recordó asimismo que al recibir el Bautismo estos niños renacen como hijos de Dios, partícipes de la relación filial que Jesús tiene con el Padre, capaces de dirigirse a Dios llamándolo con plena confidencia y confianza: “Abbá, Padre”. Insertados en esta relación y liberados del pecado original, ellos se convierten en miembros vivos del único cuerpo que es la Iglesia y capaces de vivir en plenitud su vocación a la santidad, de modo que puedan heredar la vida eterna, obtenida gracias a la resurrección de Jesús.

A los queridos padres, el Papa les señaló que al pedir el Bautismo para sus niños, manifiestan y testimonian su fe, la alegría de ser cristianos y de pertenecer a la Iglesia. Y dirigiéndose a los padrinos y madrinas les recordó el importante deber de sostener y ayudar a los padres en la obra educativa.

(CdM - RV)

Texto completo de la homilía del Santo Padre Benedicto XVI de la Santa Misa en le Fiesta del Bautismo del Señor

El Bautismo: una participación en la transformación del mundo emprendida por Jesús



Hoy, mediante su Bautismo, Jesús anticipa su propia muerte en la cruz ("desapareciendo" bajo las aguas del Jordán), al mismo tiempo que también anticipa su resurrección ("emergiendo" de las mismas aguas). Es una simbología que remite a la realidad: Jesucristo realmente ingresará en —se hará cargo de— nuestros pecados descendiendo hasta el "infierno", hasta la "casa del mal". Lo hace no sólo como espectador —como ocurre en Dante—, sino, sobre todo, "padeciendo-con-nosotros". Y, con un sufrimiento transformador, convierte los infiernos, abre y derriba las puertas del abismo.

El "bautismo con agua" que administraba Juan recibe su pleno significado a partir del bautismo de vida y de muerte de Jesucristo. Aceptar la invitación al Bautismo significa ahora trasladarse al lugar del Bautismo de Jesús y, así, recibir, en su identificación con nosotros, nuestra identificación con Él.

—El sacramento del Bautismo aparece, por tanto, como una participación en la lucha transformadora del mundo emprendida por Jesús en el cambio de vida que se ha producido en su descenso y ascenso.

Evangelio del Domingo [13.01.2013]


Día litúrgico: El Bautismo del Señor (C)


Texto del Evangelio (Lc 3,15-16.21-22): En aquel tiempo, como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él os bautizará en Espíritu Santo y fuego».

Sucedió que cuando todo el pueblo estaba bautizándose, bautizado también Jesús y puesto en oración, se abrió el cielo, y bajó sobre Él el Espíritu Santo en forma corporal, como una paloma; y vino una voz del cielo: «Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado».

Comentario: Rev. D. Joan BUSQUETS i Masana (Sabadell, Barcelona, España).

Tú eres mi hijo; yo hoy te he engendrado

domingo, 16 de diciembre de 2012

Juan fue el último testigo de Cristo antes de su venida



Hoy, la liturgia de este domingo, llamado "Gaudete", nos invita a la alegría, a una vigilancia no triste, sino gozosa. "Gaudete in Domino semper" —escribe san Pablo—. "Alegraos siempre en el Señor" (Fl 4,4).

Hoy, además, la Palabra de Dios nos presenta al Santo Precursor de Jesucristo: san Juan Bautista. Dios Padre dispuso preparar la venida, es decir, el Adviento, de su Hijo en nuestra carne, nacido de María Virgen, de muchos modos y de muchas maneras (Carta a los Hebreos 1,1): los patriarcas, los profetas y los reyes prepararon la venida de Jesús... Pero san Juan Bautista, como dice la liturgia (Prefacio de su fiesta), lo pudo señalar con el dedo, y le cupo —¡misteriosamente!— hacer el Bautismo del Señor. Juan fue el último testigo antes de la venida. Y lo fue con su vida, con su muerte y con su palabra.

—Oigamos hoy su palabra, que nos exhorta a compartir lo que tenemos y a respetar la justicia y la dignidad de todos.

Evangelio del Domingo [16.12.2012]


Día litúrgico: Domingo III (C) de Adviento

Texto del Evangelio (Lc 3,10-18): En aquel tiempo, la gente preguntaba a Juan: «Pues ¿qué debemos hacer?». Y él les respondía: «El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo». Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: «Maestro, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No exijáis más de lo que os está fijado». Preguntáronle también unos soldados: «Y nosotros, ¿qué debemos hacer?». Él les dijo: «No hagáis extorsión a nadie, no hagáis denuncias falsas, y contentaos con vuestra soldada».

Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. El os bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga». Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.

Comentario:Cardenal Jorge MEJÍA Archivista y Bibliotecario de la S.R.I. (Città del Vaticano, Vaticano).

Viene el que es más fuerte que yo

lunes, 9 de enero de 2012

Llegar a ser lo que ya somos


08-01-2012 Radio Vaticana

Domingo, 8 ene (RV).- Tras celebrar esta mañana (ayer) la Santa Misa en la Fiesta del Bautismo del Señor -en la Capilla Sixtina del Vaticano-, durante la cual administró el Sacramento del Bautismo a dieciséis niños; el Papa rezó a mediodía la oración mariana del ángelus con los fieles y peregrinos de numerosos países reunidos en la soleada Plaza de San Pedro.


Queridos hermanos y hermanas:

Hoy celebramos la fiesta del Bautismo del Señor. Esta mañana he administrado el Sacramento del Bautismo a dieciséis niños, y por esto deseo proponer una breve reflexión sobre nuestro ser hijos de Dios. Pero, ante todo, partamos de nuestro ser sencillamente hijos: ésta es la condición fundamental que nos une a todos. No todos somos padres, pero todos seguramente somos hijos. Venir al mundo jamás es una elección, no se nos pide antes si queremos nacer. Pero durante la vida, podemos madurar una actitud libre con respecto a la misma vida: podemos acogerla como un don y, en cierto sentido, “llegar a ser” lo que ya somos: convertirnos en hijos. Este pasaje marca un cambio de madurez en nuestro ser y en la relación con nuestros padres, que se llena de reconocimiento. Es un pasaje que también nos hace capaces de ser, a nuestra vez, padres, no biológicamente, sino moralmente.

También con respecto a Dios todos somos hijos. Dios está en el origen de la existencia de toda criatura, y es Padre de modo singular de cada ser humano: tiene con él o con ella una relación única, personal. Cada uno de nosotros es querido, es amado por Dios. Y también en esta relación con Dios nosotros podemos, por decirlo de alguna manera, “renacer”, es decir, convertirnos en lo que somos. Esto sucede mediante la fe, mediante un “sí” profundo y personal a Dios como origen y fundamento de mi existencia. Con este “sí” yo acojo la vida como don del Padre que está en los Cielos, un Padre que no veo pero en el que creo y que siento en lo profundo del corazón que es mi Padre y el de todos mis hermanos en humanidad, un Padre inmensamente buen y fiel. ¿Sobre qué se basa esta fe en Dios Padre? Se basa en Jesucristo: su persona y su historia nos revelan al Padre, nos lo dan a conocer, en la medida de lo posible en este mundo. Creer que Jesús es Cristo, el Hijo de Dios, permite “renacer desde lo alto”, es decir de Dios, que es Amor (Cfr. Jn 3, 3). Dice san Juan a propósito de Jesús: “A todos los que lo recibieron, les dio poder de hacerse hijos de Dios” (Jn 1, 12). Éste es el sentido del sacramento del Bautismo: es un nuevo nacimiento, que se produce gracias al Espíritu Santo en el seno de la Iglesia.

Queridos amigos, este domingo del Bautismo del Señor concluye el tiempo de Navidad. Demos gracias a Dios por este gran misterio, que es fuente de regeneración para la Iglesia y para el mundo entero. Dios se ha hecho hijo del hombre, para que el hombre llegue a ser hijos de Dios. Renovemos por tanto la alegría de ser hijos: como hombres y como cristianos. Nacidos del amor de un padre y de una madre, y renacidos del amor de Dios, mediante el Bautismo. A la Virgen María, Madre de Cristo y de todos aquellos que creen en Él, pidámosle que nos ayude a vivir realmente como hijos de Dios, no con las palabras, sino con los hechos. Escribe también san Juan: “Y este es su mandamiento: que creamos en el nombre de su Hijo, Jesucristo, y que nos amemos unos a otros tal como nos lo mandó” (1 Jn 3, 23).

domingo, 8 de enero de 2012

Evangelio de la Festividad del Bautismo del Señor

Día litúrgico: El Bautismo del Señor (B)


Texto del Evangelio (Mc 1,7-11): En aquel tiempo, predicaba Juan diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo». Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fué bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a Él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».

Comentario: Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España).

«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco»

Hoy, la Iglesia celebra el Bautismo del Señor. Aquel día, todas las aguas del mundo fueron purificadas y recibieron la fuerza para significar la limpieza de pecado. Aunque el Bautismo que administraba Juan tenía sólo un significado de conversión y de reconocimiento de nuestra pecabilidad, Jesús quiso pasar por ahí por solidaridad con todos los hombres, como Vanguardista de una renovada Humanidad. Él, «que no conoció pecado, [Dios] le hizo pecado por nosotros, para que nos hiciéramos justicia de Dios en Él» (2Cor 5,21). Jesús instituirá el nuevo Bautismo que nos hará hijos de Dios en Él y nos reconciliará con el Padre: será el Cordero de Dios que quitará el pecado del mundo.

«También hoy —escribe san Gregorio Nacianceno Cristo es iluminado; dejemos que esta luz divina nos penetre. Cristo es bautizado, bajemos con Él al agua, para subir después con Él». Aquel día, en el Jordán se vio descender el Espíritu Santo sobre el Señor y se oyó la voz del Padre: «Eres mi Hijo amado, en ti me complazco» (Mc 1,11). Juan Pablo II comentaba que «al salir de las aguas de la fuente sagrada, cada cristiano vuelve a escuchar la voz que un día fue oída cerca del río Jordán: ‘Tú eres mi Hijo...’; y entiende que ha sido asociado al Hijo predilecto, llegando a ser hijo adoptivo».

San Cirilo de Jerusalén nos hace reflexionar sobre este hecho sobrenatural, diciéndonos: «Si tú tienes una piedad sincera, sobre ti descenderá también el Espíritu Santo y oirás la voz del Padre que viene de lo alto: ‘Éste no era mi hijo, pero ahora, después del Bautismo, ha sido hecho hijo mío’». A partir de este momento todos estamos invitados a seguir el mismo Camino de Cristo, a conocer su Verdad y a vivir su misma Vida. Somos elegidos, consagrados y enviados para colaborar en la misión apostólica. Somos también hijos amados y predilectos, y el Padre se complacerá en cada uno de nosotros.