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miércoles, 19 de octubre de 2016

Evangelio del Miércoles [19.10.2016]

Día litúrgico: Miércoles XXIX del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».

Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.

»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

Comentario: Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera (Badalona, Barcelona, España).

«Estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre»

miércoles, 22 de octubre de 2014

Evangelio del Miércoles [22.10.2014]

Día litúrgico: Miércoles XXIX del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Lc 12,39-48): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora iba a venir el ladrón, no dejaría que le horadasen su casa. También vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».

Dijo Pedro: «Señor, ¿dices esta parábola para nosotros o para todos?». Respondió el Señor: «¿Quién es, pues, el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para darles a su tiempo su ración conveniente? Dichoso aquel siervo a quien su señor, al llegar, encuentre haciéndolo así. De verdad os digo que le pondrá al frente de toda su hacienda. Pero si aquel siervo se dice en su corazón: ‘Mi señor tarda en venir’, y se pone a golpear a los criados y a las criadas, a comer y a beber y a emborracharse, vendrá el señor de aquel siervo el día que no espera y en el momento que no sabe, le separará y le señalará su suerte entre los infieles.

»Aquel siervo que, conociendo la voluntad de su señor, no ha preparado nada ni ha obrado conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; el que no la conoce y hace cosas dignas de azotes, recibirá pocos; a quien se le dio mucho, se le reclamará mucho; y a quien se confió mucho, se le pedirá más».

Comentario: Rev. D. Josep Lluís SOCÍAS i Bruguera (Badalona, Barcelona, España).

Estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre

martes, 21 de octubre de 2014

Economía y ética: exigencias morales de la actividad económica


Hoy debiéramos preguntarnos si en una crisis económica lo más grave es el "déficit de puestos de trabajo" (elevada "tasa de paro") o, más bien, el "déficit de trabajo" (dormirse en el trabajo, con una descendiente calidad profesional). Respuesta: el déficit de responsabilidad laboral (en los más diversos niveles profesionales y políticos) es una de las principales causas del estancamiento económico. Y el remedio es el crecimiento ético, porque la actividad económica es profundamente moral.

Los retrocesos económicos no son ajenos a las crisis morales ("subdesarrollo moral"): la carencia de sobriedad y de ahorro cercenan la capacidad de inversión; la pereza, la pasividad y la corrupción en el quehacer laboral, son un cáncer mortal para la productividad y para la innovación creativa…

—La creación es confiada por Dios al hombre para administrarla. Todos somos —en un nivel u otro— administradores del "Jardín de Edén" (que debemos conservar y cultivar). No está de más, por tanto, la advertencia de Jesús: ¡estad en vela!, ¡trabajad bien!, ¡administrad responsablemente la obra del Padre!