Mostrando entradas con la etiqueta San Gregorio Nacianceno. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta San Gregorio Nacianceno. Mostrar todas las entradas

jueves, 20 de abril de 2017

Evangelio del Jueves [20.04.2017]


Día litúrgico: Jueves de la octava de Pascua

Texto del Evangelio (Lc 24,35-48): En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas».

Comentario: Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Cerdanyola del Vallès, Barcelona, España).

«La paz con vosotros»

lunes, 2 de enero de 2017

Evangelio del Martes [02.01.2017]


Día litúrgico: 2 de Enero (Feria del tiempo de Navidad)


Texto del Evangelio (Jn 1,19-28): Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron adonde estaba él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?». El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo». Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?». El dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el profeta?». Respondió: «No». Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Dijo él: «Yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías».

Los enviados eran fariseos. Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis, que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia». Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Comentario: Mons. Romà CASANOVA i Casanova Obispo de Vic (Barcelona, España).

«En medio de vosotros está uno (…) que viene detrás de mí»

jueves, 31 de marzo de 2016

Evangelio del Jueves [31.03.2016]

Día litúrgico: Jueves de la octava de Pascua


Texto del Evangelio (Lc 24,35-48): En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas».

Comentario: Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Cerdanyola del Vallès, Barcelona, España).

«La paz con vosotros»

sábado, 2 de enero de 2016

Evangelio del Sábado [02.01.2016]

Día litúrgico: 2 de Enero (Feria del tiempo de Navidad)



Texto del Evangelio (Jn 1,19-28): Éste fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron adonde estaba él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?». El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo». Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?». El dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el profeta?». Respondió: «No». Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Dijo él: «Yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías».

Los enviados eran fariseos. Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?». Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis, que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia». Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Comentario: Mons. Romà CASANOVA i Casanova Obispo de Vic (Barcelona, España).

«En medio de vosotros está uno (…) que viene detrás de mí»

domingo, 6 de diciembre de 2015

Evangelio del Domingo [06.12.2015]

Día litúrgico: Domingo II (C) de Adviento


Texto del Evangelio (Lc 3,1-6): En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea, y Herodes tetrarca de Galilea; Filipo, su hermano, tetrarca de Iturea y de Traconítida, y Lisanias tetrarca de Abilene; en el pontificado de Anás y Caifás, fue dirigida la palabra de Dios a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Y se fue por toda la región del Jordán proclamando un bautismo de conversión para perdón de los pecados, como está escrito en el libro de los oráculos del profeta Isaías: «Voz del que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor, enderezad sus sendas; todo barranco será rellenado, todo monte y colina será rebajado, lo tortuoso se hará recto y las asperezas serán caminos llanos. Y todos verán la salvación de Dios».

Comentario: P. Maciej SLYZ Misionero de Fidei Donum (Bialystok, Polonia).

«En el año quince del imperio de Tiberio César, siendo Poncio Pilato procurador de Judea…»

martes, 20 de octubre de 2015

Evangelio del Martes [20.10.2015]

Día litúrgico: Martes XXIX del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Lc 12,35-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!».

Comentario: Rev. D. Miquel VENQUE i To (Barcelona, España).

«Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda»

jueves, 9 de abril de 2015

Evangelio del Jueves [09.04.2015]

Día litúrgico: Jueves de la octava de Pascua


Texto del Evangelio (Lc 24,35-48): En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas».

Comentario: Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Cerdanyola del Vallès, Barcelona, España).

La paz con vosotros

martes, 21 de octubre de 2014

Evangelio del Martes [21.10.2014]

Día litúrgico: Martes XXIX del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Lc 12,35-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!».

Comentario: Rev. D. Miquel VENQUE i To (Barcelona, España).

Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda

jueves, 24 de abril de 2014

Evangelio del Jueves [24.04.2014]

Día litúrgico: Jueves de la octava de Pascua


Texto del Evangelio (Lc 24,35-48): En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas».

Comentario: Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Cerdanyola del Vallès, Barcelona, España).

La paz con vosotros

martes, 22 de octubre de 2013

Evangelio del Martes [22.10.2013]

Día litúrgico: Martes XXIX del Tiempo Ordinario


Texto del Evangelio (Lc 12,35-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas, y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran. Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá. Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!».

Comentario: Rev. D. Miquel VENQUE i To (Barcelona, España).

Sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda

jueves, 4 de abril de 2013

Evangelio del Jueves [04.04.2013]


Día litúrgico: Jueves de la octava de Pascua


Texto del Evangelio (Lc 24,35-48): En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas».

Comentario: Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Sabadell, Barcelona, España).

La paz con vosotros

jueves, 12 de abril de 2012

Evangelio del Jueves [12.04.2012]


Día litúrgico: Jueves de la octava de Pascua

Texto del Evangelio (Lc 24,35-48): En aquel tiempo, los discípulos contaron lo que había pasado en el camino y cómo habían conocido a Jesús en la fracción del pan. Estaban hablando de estas cosas, cuando Él se presentó en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros». Sobresaltados y asustados, creían ver un espíritu. Pero Él les dijo: «¿Por qué os turbáis, y por qué se suscitan dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo». Y, diciendo esto, les mostró las manos y los pies. Como ellos no acabasen de creerlo a causa de la alegría y estuviesen asombrados, les dijo: «¿Tenéis aquí algo de comer?». Ellos le ofrecieron parte de un pez asado. Lo tomó y comió delante de ellos.

Después les dijo: «Éstas son aquellas palabras mías que os hablé cuando todavía estaba con vosotros: ‘Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos acerca de mí’». Y, entonces, abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras, y les dijo: «Así está escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas».

Comentario: Rev. D. Joan Carles MONTSERRAT i Pulido (Sabadell, Barcelona, España).

«La paz con vosotros»

sábado, 17 de marzo de 2012

Cuaresma: El misterio de la Trinidad


16-03-2012 Radio Vaticana

(RV).- Benedicto XVI ha participado junto a la Familia Pontificia esta mañana, en la Capilla Redemptoris Mater, a la segunda predicación de Cuaresma del padre Raniero Cantalamessa. Sermón, que el fraile capuchino ha dedicado hoy a San Gregorio Nacianceno, maestro de fe en la Trinidad”.


El predicador de la Casa Pontificia había ya indicado la semana pasada que en preparación al Año de la Fe, proclamado por el Santo Padre Benedicto XVI, los cuatro sermones de Cuaresma los dedicaría a los cuatro grandes doctores de la Iglesia oriental: Atanasio, Basilio, Gregorio de Nisa y Gregorio Nacianceno.

De este último el padre capuchino ha señalado que ya en la antigüedad se le llamaba “gigante de la Trinidad”, gran teólogo, por haber dado su personal contribución a la clarificación del dogma trinitario. Su mérito fue el haber dado a la ortodoxia trinitaria su formulación perfecta, con frases destinadas a convertirse en patrimonio común de la teología. “Para san Gregorio Nacianceno la Trinidad no era una verdad abstracta, o solamente un dogma: era su pasión, su ambiente vital, algo que hacía vibrar su corazón tan sólo nombrándola”.

El padre Cantalamessa ha recordado que la teología occidental ha tenido siempre que defenderse del riesgo opuesto al triteísmo, es decir, el riesgo de acentuar la unidad de la naturaleza divina, en detrimento de la distinción de las 3 personas. “De hecho Descartes y los iluministas prescinden de la Trinidad para concentrase solo en Dios. ¿Qué necesidad habría -decían- de que Dios se divida en tres: Padre, Hijo y Espíritu Santo? ¿En qué sentido la Trinidad puede ser la proyección y la sublimación que el espíritu humano hace de sí mismo?

“La respuesta -ha explicado el predicador- nos la da san Agustín partiendo de la palabra de san Juan: “Dios es amor”. “Dios es amor y por ello -concluye san Agustín- Dios es trino. Porque el amor supone uno que ama, el que es amado y el amor mismo. El Padre es, en la Trinidad, aquel que ama, la fuente y el principio de todo; el Hijo es el amado; el Espíritu Santo el amor con que se ama”.

“Un dios que fuera solo puro Conocimiento o pura Ley, o puro Poder -dice el Padre Catalamessa-, no tendría necesidad de ser trino. Pero un Dios que es sobre todo Amor, sí tiene necesidad. Y la “puerta” para entrar en la Trinidad ha afirmado el padre capuchino “es solo una: Jesucristo. Con su muerte y resurrección Él ha inaugurado para nosotros una vida nueva y viviente para entrar en el santo de los santos que es la Trinidad y nos ha dejado los medios para poderlo seguir en este camino de regreso”. El primero y más universal es la Iglesia”.

ER - RV

viernes, 9 de marzo de 2012

La fe en la divinidad de Cristo


09-03-2012 Radio Vaticana

(RV).- Benedicto XVI ha tomado parte esta mañana, en la Capilla Redemptoris Mater, junto a la Familia Pontificia, a la primera predicación de Cuaresma del padre capuchino Raniero Cantalamessa. Sermón que ha dedicado a “San Atanasio y la fe en la Divinidad de Cristo”.

El predicador de la Casa Pontificia ha indicado que este año, en preparación al Año de la fe, proclamado por el Santo Padre Benedicto XVI, los cuatro sermones de Cuaresma se basarán en los cuatro grandes doctores de la Iglesia oriental: Atanasio, Basilio, Gregorio Nacianceno y Gregorio de Nisa, para ver lo que cada uno de ellos nos dice sobre el dogma del que eran respectivamente, maestros: la divinidad de Cristo, el Espíritu Santo, la Trinidad, y el conocimiento de Dios.

“Todo ello con la intención -ha señalado el predicador- de elaborar el impulso y restaurar la frescura de nuestra fe, a través de un renovado contacto con estos gigantes "de la fe" del pasado. Lo que nos gustaría aprender de los Padres no es tanto la forma de proclamar la fe en el mundo, sino más bien la profundización de su propia fe, redescubrir, detrás de ellos, la riqueza, la belleza y la felicidad de creer”.

El padre capuchino ha iniciado hoy con San Atanasio, “el campeón de la divinidad de Cristo”. Fue obispo de Alejandría, nacido en el año 295. “Pocos padres han dejado una huella tan profunda en la historia de la Iglesia. Viene recordado por muchas cosas: “la influencia que tuvo en la difusión del monaquismo, por haber sido el primero en reclamar la libertad de la Iglesia en un Estado cristiano, por su amistad con los obispos occidentales”.

Todo su trabajo y mérito consistieron en eliminar los obstáculos que hasta entonces habían impedido el pleno reconocimiento, sin reticencias, de la divinidad de Cristo en el contexto cultural griego. “La divinidad de Cristo -decía- es la piedra angular que sostiene los dos misterios principales de la fe: la Trinidad y la Encarnación, dos puertas que se abren y se cierran a la vez”.

Para San Atanasio, ha explicado el padre Catalamessa, es necesario a veces demoler en nosotros, creyentes, y en los hombres de Iglesia, la falsa persuasión de creer, de estar tranquilos por lo que se refiere a la fe. “Es necesario, en cambio, provocar la duda, poner en duda la fe, para podernos poner así a la búsqueda de una fe más autentica”.

Atanasio recuerda que “la fe en la divinidad de Cristo no es posible sin tener presente la experiencia de la salvación obrada por Cristo. Y esa experiencia de la salvación “se hace leyendo la palabra de Dios, administrando y recibiendo los sacramentos, sobre todo la Eucaristía, lugar privilegiado de la presencia del Resucitado, ejercitando los carismas, manteniendo contacto con la vida de la comunidad creyente y rezando.

“La fe en la divinidad de Cristo nos es sobre todo indispensable en este momento, para mantener viva la esperanza sobre el futuro de la Iglesia y del mundo”.

ER - RV

domingo, 8 de enero de 2012

Festividad del Bautismo del Señor


La fiesta de hoy, con la que concluye el tiempo navideño, nos brinda la oportunidad de ir, como peregrinos en espíritu, a las orillas del Jordán, para participar en un acontecimiento misterioso: el bautismo de Jesús por parte de Juan Bautista.

Hemos escuchado en la narración evangélica: 
Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fué bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a Él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco». (Mc 1, 7-11).





Evangelio de la Festividad del Bautismo del Señor

Día litúrgico: El Bautismo del Señor (B)


Texto del Evangelio (Mc 1,7-11): En aquel tiempo, predicaba Juan diciendo: «Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle, inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero Él os bautizará con Espíritu Santo». Y sucedió que por aquellos días vino Jesús desde Nazaret de Galilea, y fué bautizado por Juan en el Jordán. En cuanto salió del agua vio que los cielos se rasgaban y que el Espíritu, en forma de paloma, bajaba a Él. Y se oyó una voz que venía de los cielos: «Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco».

Comentario: Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España).

«Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco»

Hoy, la Iglesia celebra el Bautismo del Señor. Aquel día, todas las aguas del mundo fueron purificadas y recibieron la fuerza para significar la limpieza de pecado. Aunque el Bautismo que administraba Juan tenía sólo un significado de conversión y de reconocimiento de nuestra pecabilidad, Jesús quiso pasar por ahí por solidaridad con todos los hombres, como Vanguardista de una renovada Humanidad. Él, «que no conoció pecado, [Dios] le hizo pecado por nosotros, para que nos hiciéramos justicia de Dios en Él» (2Cor 5,21). Jesús instituirá el nuevo Bautismo que nos hará hijos de Dios en Él y nos reconciliará con el Padre: será el Cordero de Dios que quitará el pecado del mundo.

«También hoy —escribe san Gregorio Nacianceno Cristo es iluminado; dejemos que esta luz divina nos penetre. Cristo es bautizado, bajemos con Él al agua, para subir después con Él». Aquel día, en el Jordán se vio descender el Espíritu Santo sobre el Señor y se oyó la voz del Padre: «Eres mi Hijo amado, en ti me complazco» (Mc 1,11). Juan Pablo II comentaba que «al salir de las aguas de la fuente sagrada, cada cristiano vuelve a escuchar la voz que un día fue oída cerca del río Jordán: ‘Tú eres mi Hijo...’; y entiende que ha sido asociado al Hijo predilecto, llegando a ser hijo adoptivo».

San Cirilo de Jerusalén nos hace reflexionar sobre este hecho sobrenatural, diciéndonos: «Si tú tienes una piedad sincera, sobre ti descenderá también el Espíritu Santo y oirás la voz del Padre que viene de lo alto: ‘Éste no era mi hijo, pero ahora, después del Bautismo, ha sido hecho hijo mío’». A partir de este momento todos estamos invitados a seguir el mismo Camino de Cristo, a conocer su Verdad y a vivir su misma Vida. Somos elegidos, consagrados y enviados para colaborar en la misión apostólica. Somos también hijos amados y predilectos, y el Padre se complacerá en cada uno de nosotros.

lunes, 2 de enero de 2012

Festividad de San Gregorio Nacianceno


Doctor de la Iglesia.

San Gregorio Nacianceno, llamado el Demóstenes cristiano por su elocuencia y, en la iglesia Oriental le dicen "el teólogo", por la profundidad de su doctrina y el encanto de su elocuencia. Es uno de los Padres Capadocios, muy cercano a los hermanos San Basilio y San Gregorio de Nicea, los llamados "Padres Capadocios" con quienes cooperó para derrotar la herejía arriana. Es uno de los cuatro grandes Doctores de la Iglesia Griega.

Nació en Nacianzo, Cappadocia (hoy en Turquia), el mismo año que su gran amigo San Basilio.

Perteneció a una familia de santos: Su padre fue un judío converso, obispo de Nacianzo por 45 años (san Gregorio El Mayor), su madre, santa Nona. Sus hermanos, santos Cesáreo y Gorgona.

Estudió en Cesarea, en Palestina, donde conoció a San Basilio. Estudió leyes por diez años en Atenas. Entre sus compañeros de estudio estaba San Basilio y el futuro emperador, Julián el Apóstata. Gregorio volvió a Nacianzo a los 30 años (aprox.) y se unió a San Basilio por 2 años en vida solitaria.

Aunque prefería la vida solitaria, regresó para ayudar a su padre anciano en la administración de la diócesis. Fue ordenado contra su voluntad por su padre en el 362. Huyó para volver a la vida monacal con Basilio. Pero en 10 semanas regresó a sus responsabilidades como sacerdote. Escribió una apología sobre las responsabilidades del sacerdote.

Alrededor del 372, fue consagrado obispo por S. Basilio de Sasima pero no lo aceptó. Siguió como coajutor de su padre. Esto causó la ruptura de la amistad entre Basilio y Gregorio pero se reconciliaron después.

Se retiró por 5 años a un monasterio en Seleucia, Isauria. Al morir el emperador Valens se mitigó la persecución de los ortodoxos y un grupo de obispos lo invitaron a Constantinopla. La ciudad había sido dominada durante 30 años por los arrianos. Fue nombrado obispo. Sufrió mucho por difamaciones y persecución de los arrianos y otros herejes.

El Concilio de Constantinopla estableció y confirmó las conclusiones de Nicea. Poco después de su consagración como obispo de Constantinopla, sus enemigos pusieron en duda la validez de su elección en 381. El, para restaurar la paz, resignó. Volvió a Nacianzo, donde la sede estaba vacante y administró la diócesis hasta que eligieron a un sucesor. Alrededor del año 384 se retiró. Fue entonces que escribió sus famosos poemas y su autobiografía. Murió en Nacianzo 25 de enero de 389 o 390.

Enseñanza y escritos: 45 discursos, 244 cartas y 400 o más poemas.

En la iconografía aparece como obispo oriental, con el palio y un libro.

Festividad de San Basilio Magno



Martirologio Romano: Memoria de los santos Basilio Magno y Gregorio Nazianceno, obispos y doctores de la Iglesia. Basilio, obispo de Cesarea de Capadocia (hoy en Turquía), apellidado “Magno” por su doctrina y sabiduría, enseñó a los monjes la meditación de la Escritura, el trabajo en la obediencia y la caridad fraterna, ordenando su vida según las reglas que él mismo redactó. Con sus egregios escritos educó a los fieles y brilló por su trabajo pastoral en favor de los pobres y de los enfermos. Falleció el día uno de enero de 379. Gregorio, amigo suyo, fue obispo de Sancina, en Constantinopla y, finalmente, de Nacianzo. Defendió con vehemencia la divinidad del Verbo, mereciendo por ello ser llamado “Teólogo”. La Iglesia se alegra de celebrar conjuntamente la memoria de tan grandes doctores. (379).

Etimológicamente: Basilio = Aquel que es un rey, es de origen griego.

Basilio nació en Cesarea, la capital de Capadocia, en el Asia Menor, a mediados del año 329. Por parte de padre y de madre, descendía de familias cristianas que habían sufrido persecuciones y, entre sus nueve hermanos, figuraron San Gregorio de Nicea, Santa Macrina la Joven y San Pedro de Sebaste. Su padre, San Basilio el Viejo, y su madre, Santa Emelia, poseían vastos terrenos y Basilio pasó su infancia en la casa de campo de su abuela, Santa Macrina, cuyo ejemplo y cuyas enseñanzas nunca olvidó. Inició su educación en Constantinopla y la completó en Atenas. Allá tuvo como compañeros de estudio a San Gregorio Nacianceno, que se convirtió en su amigo inseparable y a Juliano, que más tarde sería el emperador apóstata.

Basilio y Gregorio Nacianceno, los dos jóvenes capadocios, se asociaron con los más selectos talentos contemporáneos y, como lo dice éste último en sus escritos, “sólo conocíamos dos calles en la ciudad: la que conducía a la iglesia y la que nos llevaba a las escuelas”. Tan pronto como Basilio aprendió todo lo que sus maestros podían enseñarle, regresó a Cesárea. Ahí pasó algunos años en la enseñanza de la retórica y, cuando se hallaba en los umbrales de una brillantísima carrera, se sintió impulsado a abandonar el mundo, por consejos de su hermana mayor, Macrina. Esta, luego de haber colaborado activamente en la educación y establecimiento de sus hermanas y hermanos más pequeños, se había retirado con su madre, ya viuda, y otras mujeres, a una de las casas de la familia, en Annesi, sobre el río Iris, para llevar una vida comunitaria.

Fue entonces, al parecer, que Basilio recibió el bautismo y, desde aquel momento, tomó la determinación de servir a Dios dentro de la pobreza evangélica. Comenzó por visitar los principales monasterios de Egipto, Palestina, Siria y Mesopotamia, con el propósito de observar y estudiar la vida religiosa. Al regreso de su extensa gira, se estableció en un paraje agreste y muy hermoso en la región del Ponto, separado de Annesi por el río Iris, y en aquel retiro solitario se entregó a la plegaria y al estudio. Con los discípulos, que no tardaron en agruparse en torno suyo, entre los cuales figuraba su hermano Pedro, formó el primer monasterio que hubo en el Asia Menor, organizó la existencia de los religiosos y enunció los principios que se conservaron a través de los siglos y hasta el presente gobiernan la vida de los monjes en la Iglesia de oriente. San Basilio practicó la vida monástica propiamente dicha durante cinco años solamente, pero en la historia del monaquismo cristiano tiene tanta importancia como el propio San Benito.

Festividades del día 2 de Enero

Doctor de la Iglesia.

Abad.

VIII Papa.

Doctor de la Iglesia.

Sacerdote y Mártir.

Dominico.

Fundadora.