Mostrando entradas con la etiqueta Manso y humilde de corazón. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Manso y humilde de corazón. Mostrar todas las entradas

domingo, 6 de julio de 2014

Evangelio del Domingo [06.07.2014]

Día litúrgico: Domingo XIV (A) del tiempo ordinario


Texto del Evangelio (Mt 11,25-30): En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

»Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Comentario: P. Antoni POU OSB Monje de Montserrat (Montserrat, Barcelona, España).

Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso

viernes, 27 de junio de 2014

El Papa Francisco en Santa Marta: “Hay que hacerse pequeño para experimentar las caricias de Dios”



27-06-2014

En su Misa en Casa Santa Marta, el Papa Francisco celebró la fiesta del Corazón de Jesús. Comparó la relación de los cristianos con Dios con la que tiene un niño con su padre.

Papa Francisco
"Cuando llegamos, Él está. Cuando le buscamos, Él nos ha buscado primero. Él va siempre delante de nosotros, nos espera para recibirnos en su corazón, en su amor. Y estas dos cosas nos pueden ayudar a entender este misterio del amor de Dios con nosotros. Para manifestarse necesita nuestra pequeñez, nuestro abajamiento. Y también, necesita nuestro asombro cuando le buscamos y le encontramos ahí, esperándonos”.

El Papa añadió que el amor consiste más en dar que recibir. Dijo que el amor se comunica, por lo que es fuente de vida y nos hace crecer.

Extracto de la Homilía del Papa
Fuente: Radio Vaticana

Evangelio del Viernes [27.06.2014]

Día litúrgico: Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (A)


Texto del Evangelio (Mt 11,25-30): En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.

»Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso. Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es suave y mi carga ligera».

Comentario: Rev. D. Antoni DEULOFEU i González (Barcelona, España).

Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso

miércoles, 25 de junio de 2014

Oración por Mons. Juan Carlos Vera [en su cumpleaños]

Señor, hoy quiero darte gracias por el regalo de la vida;
Gracias por el don de mi vocación y servicio a tu Iglesia;
Gracias porque has trazado mi camino y me has conducido con amor de Padre;
Gracias porque me has tomado de la mano,
aunque no siempre haya percibido tu presencia a mi lado.

Señor, enséñame a vivir intensamente este mi tiempo que es don tuyo;
que tu amor esté en mis palabras y actitudes;
que con mi vida pueda proclamar ante el mundo:
¡Soy feliz porque Tú me amas Señor!

Señor, te doy gracias por tantas personas que van pasando por mi vida,
por aquellas que me acompañaron en mis tristezas,
que me animan y acompañan en las dificultades,
que me estimularon en los éxitos y me ayudaron a ser mejor.

Señor, gracias por las sombras y luces,
que me permiten reconocer tu presencia
y me ayudan a vivir cada día mi vocación de servicio,
siendo manso y humilde de corazón, a semejanza tuya.

Hoy y cada día, Señor, quiero revivir en mí,
la gracia trasmitida por la imposición de las manos.

Amén.