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viernes, 3 de abril de 2015

La oración de Jesús en el Huerto de Getsemaní


Hoy, el Monte de los Olivos —el mismo de entonces— es uno de los lugares más venerados del cristianismo. En él encontramos un dramático punto culminante del misterio de nuestro Redentor: ahí Jesús experimentó la "última soledad", toda la tribulación del ser hombre. Ahí, el abismo del pecado y del mal le llegó hasta el fondo del alma. Ahí se estremeció ante la muerte inminente. Ahí le besó el traidor. Ahí todos los discípulos lo abandonaron.

San Juan recoge todas estas experiencias y da una interpretación teológica del lugar: con la palabra "huerto" alude a la narración del Paraíso y del pecado original. Nos quiere decir que ahí se retoma aquella historia. En aquel huerto, en el "jardín" del Edén, se produce una traición, pero el "huerto" es también el lugar de la resurrección.

—En el huerto Jesús ha aceptado hasta el fondo la voluntad del Padre, la ha hecho suya, y así ha dado un vuelco a la historia. Aquí Él ha luchado también por mí.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

jueves, 5 de diciembre de 2013

Evangelio del Jueves [05.12.2013]

Día litúrgico: Jueves I de Adviento


Texto del Evangelio (Mt 7,21.24-27): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre celestial. Así pues, todo el que oiga estas palabras mías y las ponga en práctica, será como el hombre prudente que edificó su casa sobre roca: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, y embistieron contra aquella casa; pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre roca. Y todo el que oiga estas palabras mías y no las ponga en práctica, será como el hombre insensato que edificó su casa sobre arena: cayó la lluvia, vinieron los torrentes, soplaron los vientos, irrumpieron contra aquella casa y cayó, y fue grande su ruina».

Comentario: Abbé Jean-Charles TISSOT (Freiburg, Suiza).

No todo el que me diga: ‘Señor, Señor’, entrará en el Reino de los cielos

martes, 30 de abril de 2013

Evangelio del Martes [30.04.2013]


Día litúrgico: Martes V de Pascua


Texto del Evangelio (Jn 14,27-31a): En aquel tiempo, Jesús habló así a sus discípulos: «Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde. Habéis oído que os he dicho: ‘Me voy y volveré a vosotros’. Si me amarais, os alegraríais de que me fuera al Padre, porque el Padre es más grande que yo. Y os lo digo ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda creáis. Ya no hablaré muchas cosas con vosotros, porque llega el Príncipe de este mundo. En mí no tiene ningún poder; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado».

Comentario: Rev. D. Enric CASES i Martín (Barcelona, España).

Mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo

miércoles, 13 de febrero de 2013

La Cuaresma. El ayuno



Hoy, iniciando la Cuaresma, consideramos los cuarenta días de ayuno que el Señor vivió en el desierto antes de emprender su misión pública. Al igual que Moisés antes de recibir las Tablas de la Ley, o que Elías antes de encontrar al Señor en el monte Horeb, Jesucristo orando y ayunando se preparó a su misión, cuyo inicio fue un duro enfrentamiento con el tentador.

Las Sagradas Escrituras y toda la tradición cristiana enseñan que el ayuno es una gran ayuda para evitar el pecado y todo lo que induce a él. Puesto que el pecado nos oprime a todos, se nos ofrece el ayuno como un medio para recuperar la amistad con el Señor. En el Nuevo Testamento, Jesús —previniendo la hipocresía de algunos fariseos— indica la razón profunda del ayuno: comer el “alimento verdadero”, que es hacer la voluntad del Padre. En último término, se trataría de ayunar de nuestra propia voluntad.

—Con el ayuno, Señor, deseo someterme humildemente a ti, confiando en tu bondad y misericordia.