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domingo, 16 de abril de 2017

Salmo 117

Himno de acción de gracias después de la victoria

[¡Aleluya!]

1 Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

2 Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

3 Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

4 Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

5 En el peligro grité al Señor,
y me escuchó, poniéndome a salvo.

6 El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?

7 El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

8 Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,

9 mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.

10 Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;

11 me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;

12 me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas,
en el nombre del Señor los rechacé.

13 Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;

14 el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

15 Escuchad: hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,

16 la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa».

17 No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.

18 Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

19 Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

20 Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

21 Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

22 La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.

23 Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

24 Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.

25 Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

26 Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;

27 el Señor es Dios, él nos ilumina.
- Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

28 Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

29 Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Evangelio del Domingo [16.04.2017]


Día litúrgico: Domingo de Pascua (Misa del día)

Texto del Evangelio (Jn 20,1-9): El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Comentario: Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell (Lleida, España).

«Entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó»

domingo, 5 de abril de 2015

Evangelio del Domingo [05.04.2015]

Día litúrgico: Domingo de Pascua (Misa del día)


Texto del Evangelio (Jn 20,1-9): El primer día de la semana va María Magdalena de madrugada al sepulcro cuando todavía estaba oscuro, y ve la piedra quitada del sepulcro. Echa a correr y llega donde Simón Pedro y donde el otro discípulo a quien Jesús quería y les dice: «Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto».

Salieron Pedro y el otro discípulo, y se encaminaron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió por delante más rápido que Pedro, y llegó primero al sepulcro. Se inclinó y vio las vendas en el suelo; pero no entró. Llega también Simón Pedro siguiéndole, entra en el sepulcro y ve las vendas en el suelo, y el sudario que cubrió su cabeza, no junto a las vendas, sino plegado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó, pues hasta entonces no habían comprendido que según la Escritura Jesús debía resucitar de entre los muertos.

Comentario: Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell (Lleida, España).

Entró también el otro discípulo, el que había llegado el primero al sepulcro; vio y creyó