Con fervor y aprecio los medios de comunicación se han
detenido para reflexionar sobre el primer año de Pontificado del Papa Francisco, mientras tanto El, en silencio y oración, vive sus ejercicios
espirituales. En las Iglesias y en las redes Millones de Católicos agradecen a
Dios por su presencia en la Sede de Pedro, como Vicario de Cristo en la tierra.
El Papa ha hecho presente la Iglesia en el horizonte de un
mundo que busca su propia identidad. Ha renovado su brillo para seguir siendo
una señal de esperanza y de misericordia en medio de un mundo que se tambalea
en sus principios, pero sigue con sed de felicidad, sed de verdad y sed de
eternidad.