Mostrando entradas con la etiqueta El mal. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta El mal. Mostrar todas las entradas

martes, 1 de septiembre de 2015

El mal: ¿por qué existe si Dios es el Bien Infinito?

Hoy nos estremece la idea de la existencia del mal y la constatación de seres (hombres, espíritus) capaces de actuar con desgarradora perversidad. Nuestros tiempos son testigos de ello. Entonces, si Dios es el Bien Infinito, ¿puede Él haber creado el mal? Si no lo ha creado, ¿de dónde procede?

El cristianismo responde que el mal es consecuencia del abuso de la libertad. El mal no es una criatura nueva, algo que exista en sí mismo, sino que es —por naturaleza— "ausencia de bien", una corrosión de la criatura. No es un ser (un "alguien"), sino una negación. El mal es algo parecido a una planta parásita: vive de lo que arrebata a otros y, al final, se mata a sí mismo igual que lo hace una planta parásita cuando se apodera del hospedante y lo mata.

—Jesús, desde la Santa Cruz transformas el mal en bien. Has desposeído al diablo de esa "arma" y con ella conquistamos la eternidad…

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

viernes, 7 de noviembre de 2014

El "purgatorio"


Hoy, incluso para este "administrador infiel", del corazón de Jesús sale una alabanza (por su astucia). Admiramos la tenacidad divina para salvar nuestras vidas, ni que sea aprovechando algunos pocos "fragmentos" de bien que Él encuentre en nuestra existencia terrena. En esta línea discurre la enseñanza católica sobre el "purgatorio".

En gran parte de los hombres —eso podemos suponer— queda en lo más profundo de su ser una última apertura interior a la verdad, al amor, hacia Dios, aunque en las opciones concretas de la vida dicha apertura se haya empañado con compromisos con el mal. Dios puede recoger los "fragmentos" y hacer "algo" con ellos (purificarlos y unirlos). Necesitamos una cierta limpieza final (¡un purgatorio!), donde la mirada de Cristo nos limpie de verdad, haciéndonos aptos para Dios y capaces de estar en su morada. Es una necesidad tan humana que, si no existiera el purgatorio, ¡habría que inventarlo!

—Señor, antes que una "pieza malograda de un alfarero", deseo ser salvable para culminar contigo mi existencia.

martes, 2 de septiembre de 2014

El mal: ¿por qué existe si Dios es el Bien Infinito?

El jopo, planta parásita
Hoy nos estremece la idea de la existencia del mal y la constatación de seres (hombres, espíritus) capaces de actuar con desgarradora perversidad. Nuestros tiempos son testigos de ello. Entonces, si Dios es el Bien Infinito, ¿puede Él haber creado el mal? Si no lo ha creado, ¿de dónde procede?

El cristianismo responde que el mal es consecuencia del abuso de la libertad. El mal no es una criatura nueva, algo que exista en sí mismo, sino que es —por naturaleza— "ausencia de bien", una corrosión de la criatura. No es un ser (un "alguien"), sino una negación. El mal es algo parecido a una planta parásita: vive de lo que arrebata a otros y, al final, se mata a sí mismo igual que lo hace una planta parásita cuando se apodera del hospedante y lo mata.

—Jesús, desde la Santa Cruz transformas el mal en bien. Has desposeído al diablo de esa "arma" y con ella conquistamos la eternidad…