Hoy debiéramos preguntarnos si en una crisis económica lo
más grave es el "déficit de puestos de trabajo" (elevada "tasa
de paro") o, más bien, el "déficit de trabajo" (dormirse en el
trabajo, con una descendiente calidad profesional). Respuesta: el déficit de
responsabilidad laboral (en los más diversos niveles profesionales y políticos)
es una de las principales causas del estancamiento económico. Y el remedio es
el crecimiento ético, porque la actividad económica es profundamente moral.
Los retrocesos económicos no son ajenos a las crisis
morales ("subdesarrollo moral"): la carencia de sobriedad y de ahorro
cercenan la capacidad de inversión; la pereza, la pasividad y la corrupción en
el quehacer laboral, son un cáncer mortal para la productividad y para la
innovación creativa…
—La creación es confiada por Dios al hombre para
administrarla. Todos somos —en un nivel u otro— administradores del
"Jardín de Edén" (que debemos conservar y cultivar). No está de más,
por tanto, la advertencia de Jesús: ¡estad en vela!, ¡trabajad bien!,
¡administrad responsablemente la obra del Padre!
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