Hoy los fariseos aparecen —otra vez— perdidos en la
casuística ritualista del "descanso sabático", sin captar su
maravilloso trasfondo: la "Biblia" —el Antiguo Testamento— debía
leerse de un modo nuevo. Dios ha creado el mundo para iniciar con el hombre una
historia de amor. La creación está pensada como un espacio para la Alianza.
Es lógico, por tanto, que la creación se dirija hacia el
"sábado", hacia el día en que el hombre y la creación entera
participan en el descanso, en la paz y en la libertad de Dios. El sábado es una
visión de libertad: esclavo y amo son iguales en ese día, porque
"descansan" todas las relaciones de subordinación. En ese día Dios y
el hombre se sitúan como en un mismo plano y se tratan de "Tú" a
"tú".
—Señor mío, cada semana espero el día de reposo para
celebrar nuestra Alianza, rememorando el "dar-se" de Dios al hombre y
renovando el "responder" del hombre a Dios.
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