Hoy Jesucristo denuncia al "rey" (Herodes), de quien
cabría esperar la promoción de la paz vinculada a la justicia. La política es
el ámbito de la razón: no de una razón técnico-calculadora, sino
"moral", ya que el fin último del Estado y de toda política es de
naturaleza moral (la paz, la justicia…). La restitución de la "razón
moral" (lo razonablemente bueno para el hombre) exige depurar lo
"no-razonable".
Habiendo caído las ideologías, urge desmitificar aquellos
valores que se han desvirtuado al otorgarles un carácter absoluto: progreso,
ciencia, libertad… ¡También, la "mayoría"! Ninguno de éstos
constituye, en sí, un criterio último sobre el bien del hombre. Existen valores
que ni las mayorías pueden poner en discusión. Pero, ¿cuáles? Una primera respuesta
nos la ofrece el "Decálogo", considerando que éste no es propiedad
privada de cristianos y judíos.
—El "Decálogo" es una expresión altísima de
razón moral que, como tal, coincide ampliamente con la sabiduría de las otras
grandes culturas. La fe no sustituye a la razón, pero puede contribuir a
resaltar valores esenciales.
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