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El misionero escopalio Javier Negro explica la eficacia de Manos Unidas en Camerún
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"En los laudes y misa de los días entre semana, a las 6 de la mañana, podíamos estar 400 personas. Los domingos, 5 misas y de 1000 para arriba en cada una. Vocaciones tenemos muchísimas porque el carisma de la enseñanza allí, despierta mucho interés. En esas vocaciones hacemos un exhaustivo proceso de discernimiento".
Así describe el misionero escolapio Javier Negro lo que ha dejado atrás, en Camerún, en África. Una iglesia pobre, pero joven y vibrante.
Este aragonés de 68 años es miembro de una familia de 10 hermanos de los cuales tres son sacerdotes escolapios. No tenía en mente vivir en África hasta que un día fue designado como provincial para África Central. Allí se enamoró de África y su gente. "Me está costando la rentrée a España. A pesar de alguna limitación física, y de venirme aquí con la idea de no volver, si me pidieran marcharme, me iría con gusto", admite.
Mientras está en España aprovecha para animar a todos a colaborar con las colectas y campañas de Manos Unidas, la ONG de la Iglesia española para la ayuda internacional.