Día litúrgico: Viernes XIX
del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mt 19,3-12): En aquel tiempo, se acercaron a Jesús
unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: «¿Puede uno repudiar a su
mujer por un motivo cualquiera?». Él respondió: «¿No habéis leído que el
Creador, desde el comienzo, los hizo varón y hembra, y que dijo: Por eso dejará
el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una
sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que
Dios unió no lo separe el hombre».
Dícenle:
«Pues ¿por qué Moisés prescribió dar acta de divorcio y repudiarla?». Díceles:
«Moisés, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón, os permitió repudiar
a vuestras mujeres; pero al principio no fue así. Ahora bien, os digo que quien
repudie a su mujer -no por fornicación- y se case con otra, comete adulterio».
Dícenle
sus discípulos: «Si tal es la condición del hombre respecto de su mujer, no
trae cuenta casarse». Pero Él les dijo: «No todos entienden este lenguaje, sino
aquellos a quienes se les ha concedido. Porque hay eunucos que nacieron así del
seno materno, y hay eunucos que se hicieron tales a sí mismos por el Reino de
los Cielos. Quien pueda entender, que entienda».
Comentario: Fr. Roger J. LANDRY (Hyannis, Massachusetts, Estados
Unidos).
«Pues
bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre»