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martes, 19 de enero de 2016

El auténtico "reposo" del Sábado

Hoy consideramos el verdadero sentido del "reposo sabático". El Sábado es símbolo de la Alianza de amor entre Dios y el hombre. La creación está pensada, justamente, como un espacio para la Alianza, como el lugar de encuentro entre Dios y el hombre, como un lugar para la adoración.

El culto auténtico, la verdadera ofrenda a Dios no puede ser la destrucción de algo (sacrificar un animal, por ejemplo), sino la unión del hombre y de la creación con Dios. La pertenencia a Dios no tiene nada que ver con destrucción o con el "no-ser", y sí con cierto modo de ser (un "responder a Dios"). El reposo del sábado pretende la participación en el descanso y en la paz de Dios. Celebrar el sábado significa volver a los orígenes, limpiar toda la contaminación que nuestras obras han producido. Pero, cuando el hombre se niega al "ocio por Dios" (esto es, a la adoración), entonces entra en la esclavitud del “negocio”.

—Señor, ¡que nada anteponga yo a tu servicio!

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

lunes, 26 de enero de 2015

La adoración jamás debe ser traicionada. Error del ateísmo marxista


Hoy constatamos una de las consecuencias más perniciosas de la increencia y cerrazón de corazón: deformar el rostro de Jesús. El caso del Evangelio de hoy raya la absurdidad: asignar a Jesús un poder demoníaco para explicar la expulsión de demonios. ¡Lamentable y torpe error!

Aquel burdo error de los escribas se ha reproducido modernamente en versión materialista. ¿No debería el salvador del mundo demostrar su identidad dando de comer a todos? El marxismo habría hecho que toda hambre fuera saciada y que el desierto se convirtiera en pan. Pero, la historia ha mostrado que cuando no se respeta la jerarquía de los bienes ya no hay justicia, sino que se crea desajuste y destrucción también en el ámbito de los bienes materiales. Cuando se reniega de Dios o, simplemente, se le da una importancia secundaria (dejándole de lado), entonces fracasan precisamente estas cosas presuntamente más importantes.

—Señor: el pan es importante, la libertad es más importante, pero lo fundamental es la fidelidad constante y la adoración jamás traicionada.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).