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miércoles, 16 de diciembre de 2015

Jesús de Nazaret: una figura histórica reconocible desde la fe

Hoy damos respuesta a los discípulos del Bautista. Con sentido común entendemos que el Jesús de los Evangelios no es un "invento", sino el Jesucristo real, estrictamente "histórico". Esta figura resulta más lógica y, desde el punto de vista histórico, también más comprensible que las reconstrucciones teóricas que de Él se han intentado marginando la fe en su divinidad.

Sólo si ocurrió algo realmente extraordinario (Jesucristo se remite a los hechos), se explica su crucifixión y su eficacia. Apenas veinte años después de su muerte encontramos en el gran himno a Cristo de la "Carta a los Filipenses" (cf. 2,6-11) una cristología de Jesús totalmente desarrollada: afirma que Jesús era igual a Dios, pero que se despojó de su rango, se hizo hombre, se humilló hasta la muerte de cruz, y que a Él corresponde ser honrado por el cosmos, la adoración que Dios había anunciado en el profeta Isaías.

—Jesús, tu grandeza reside en tu origen divino, que captamos por los hechos y confesamos con la fe.

Comentario: REDACCIÓN evangeli.net (elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).

jueves, 29 de marzo de 2012

Jesús, "Yo soy" anterior a Abraham


Hoy aparece en el Evangelio nuevamente el "Yo soy" de Jesús. Sigue aún en el aire la pregunta "¿Quién eres tú?"; "¿de dónde vienes?". La referencia que los interlocutores hacen a Dios como Padre, más allá de Abraham, le da al Señor la oportunidad de explicar, una vez más, con claridad su origen.

Como afirma Jesús, Abraham no sólo remite —por encima de él mismo— a Dios Padre, sino sobre todo hacia el futuro, a Jesús, al Hijo: "Abraham, vuestro padre, saltaba de gozo pensando ver mi día: lo vio y se llenó de alegría". A la objeción de los judíos de que Jesús no podía haber visto a Abraham, les responde: "Antes de que naciera Abraham, Yo soy". "Yo soy": otra vez aparece misteriosamente realzado el simple "Yo soy", pero ahora definido en contraste con el "era" de Abraham.

—Ante el mundo del llegar y del pasar, del surgir y del perecer, se contrapone el "Yo soy" de Jesús, un modo de ser absolutamente único, que supera todas las categorías humanas.

* Texto elaborado a partir de textos de Benedicto XVI (Master evangeli.net)