Hoy damos respuesta a los discípulos del Bautista. Con
sentido común entendemos que el Jesús de los Evangelios no es un
"invento", sino el Jesucristo real, estrictamente
"histórico". Esta figura resulta más lógica y, desde el punto de
vista histórico, también más comprensible que las reconstrucciones teóricas que
de Él se han intentado marginando la fe en su divinidad.
Sólo si ocurrió algo realmente extraordinario (Jesucristo
se remite a los hechos), se explica su crucifixión y su eficacia. Apenas veinte
años después de su muerte encontramos en el gran himno a Cristo de la
"Carta a los Filipenses" (cf. 2,6-11) una cristología de Jesús
totalmente desarrollada: afirma que Jesús era igual a Dios, pero que se despojó
de su rango, se hizo hombre, se humilló hasta la muerte de cruz, y que a Él
corresponde ser honrado por el cosmos, la adoración que Dios había anunciado en
el profeta Isaías.
—Jesús, tu grandeza reside en tu origen divino, que
captamos por los hechos y confesamos con la fe.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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