Día litúrgico: Sábado II de Adviento
Texto del Evangelio (Mt 17,10-13): Bajando Jesús del
monte con ellos, sus discípulos le preguntaron: «¿Por qué, pues, dicen los
escribas que Elías debe venir primero?». Respondió Él: «Ciertamente, Elías ha
de venir a restaurarlo todo. Os digo, sin embargo: Elías vino ya, pero no le
reconocieron sino que hicieron con él cuanto quisieron. Así también el Hijo del
hombre tendrá que padecer de parte de ellos». Entonces los discípulos
comprendieron que se refería a Juan el Bautista.
Comentario: Rev. D. Xavier SOBREVÍA i Vidal (Castelldefels,
España).
«Elías vino ya, pero no le reconocieron, sino que hicieron
con él cuanto quisieron»
Hoy, Jesús conversa con los discípulos cuando baja de la
montaña, donde han vivido la Transfiguración. El Señor no ha acogido la
propuesta de Pedro de quedarse, y baja respondiendo a las preguntas de los
discípulos. Éstos, que acaban de participar brevemente de la gloria de Dios,
están sorprendidos y no entienden que ya haya llegado el Mesías sin que antes
haya venido el profeta Elías a prepararlo todo.
Resulta que la preparación ya ha sido realizada. «Os digo,
sin embargo, Elías vino ya» (Mt 17,12): Juan Bautista ha preparado el camino.
Pero los hombres del mundo no reconocen a los hombres de Dios, ni los profetas
del mundo reconocen a los profetas de Dios, ni los prepotentes de la Tierra
reconocen la divinidad de Jesucristo.
Es necesaria una mirada nueva y un corazón nuevo para
reconocer los caminos de Dios y para responder con generosidad y alegría a la
llamada exigente de sus enviados. No todos están dispuestos a entenderlo y,
menos, a vivirlo. Es más, nuestras vidas y nuestros proyectos pueden estar
oponiéndose a la voluntad del Señor. Una oposición que puede convertirse,
incluso, en lucha y rechazo de nuestro Padre del Cielo.
Necesitamos descubrir el intenso amor que guía los
designios de Dios hacia nosotros y, si somos consecuentes con la fe y la moral
que Jesús nos revela, no han de extrañarnos los malos tratos, las difamaciones
y las persecuciones. Ya que estar en el buen camino no nos evita las
dificultades de la vida y Él, a pesar del sufrimiento, nos enseña a continuar.
A la Madre de Jesús, Reina de los Apóstoles, le pedimos
que interceda para que a nadie le falten amigos que, como los profetas, le
anuncien la Buena Nueva de la salvación que nos trae el nacimiento de
Jesucristo. Tenemos la misión, tú y yo, de que esta Navidad sea vivida más
cristianamente por las personas que encontraremos en nuestro camino.
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