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domingo, 4 de enero de 2015

"No hay futuro sin proyectos de paz", el Papa Francisco a la hora del Ángelus

04-01-2015 Radio Vaticana

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Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días! Bello domingo nos regala el año nuevo. ¡Bella jornada!

San Juan dice en el Evangelio que hemos leído hoy: «En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la percibieron». «La Palabra era la luz verdadera que, al venir a este mundo, ilumina a todo hombre» (Jn. 1,1-18). Los hombres hablan tanto de la luz, pero a menudo prefieren la tranquilidad engañadora de la oscuridad. Nosotros hablamos mucho de la paz, pero a menudo recurrimos a la guerra o elegimos el silencio cómplice o no hacemos nada concreto para construir la paz. De hecho, San Juan dice: «Vino a los suyos, y los suyos no la recibieron. Porque el juicio es éste: la luz -Jesús- ha venido al mundo, pero los hombres prefirieron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Cualquier persona, de hecho, que hace el mal, odia la luz. Y no viene a la luz para que sus obras no sean reprendidas. Así dice el Evangelio de San Juan. El corazón del hombre puede rechazar la luz y preferir las tinieblas, porque la luz descubre sus malas obras. ¡Quien hace el mal, odia la luz! ¡Quien hace el mal, odia la paz!

Hemos iniciado hace pocos días el año nuevo en el nombre de la Madre de Dios, celebrando la Jornada Mundial de la Paz, sobre el tema No esclavos, sino hermanos”. Mi auspicio es que se supere la explotación del hombre por parte del hombre. Esta explotación es una plaga social que mortifica las relaciones interpersonales e impide una vida de comunión marcada por el respeto, la justicia y la caridad. Cada hombre y cada pueblo tiene hambre y sed de paz; cada hombre y cada pueblo tiene hambre y sed de paz… por lo que es necesario y urgente construir la paz.

domingo, 10 de febrero de 2013

Comunicado CEP [24.01.2013]


La sentencia del Tribunal Constitucional deja a los Adolescentes desprotegidos
frente a sus agresores

Lima, 24 de enero de 2013

Los Obispos del Perú, reunidos en Asamblea General, expresamos nuestro rechazo a la reciente sentencia del Tribunal Constitucional que despenaliza las relaciones sexuales con adolescentes.

En el sistema democrático peruano, corresponde al Tribunal Constitucional controlar el cumplimiento de la Constitución. Sin embargo, su reciente sentencia viola el artículo 4º de la Constitución, que establece la obligación del Estado de proteger especialmente al niño y al adolescente, pues al declarar inconstitucional el artículo 173.3 del Código Penal se elimina la especial protección que hasta ahora se les brindaba ante posibles agresiones sexuales.

En efecto, al despenalizar las relaciones sexuales con menores, se deja abierta la posibilidad de que estos sean víctimas de explotación sexual, prostitución infantil, pederastia, embarazos no deseados y abortos, quedando indefensos frente a adultos que los puedan manipular con facilidad hasta lograr que brinden su consentimiento.

Del mismo modo, la decisión del Tribunal Constitucional contraviene, entre otros, el artículo 6º de la Constitución Peruana que reconoce el deber y derecho de los padres a educar y dar seguridad a sus hijos, pues al liberalizar las relaciones sexuales con y entre adolescentes se limita y vulnera la tarea de los padres de preparar adecuadamente a sus hijos para que en el futuro puedan formar su propia familia de acuerdo a los valores que requiere toda sociedad verdaderamente humana.

Como el Papa Benedicto XVI nos ha recordado en su Mensaje para la Jornada Mundial por la Paz del presente año, no es justo legalizar falsos derechos o libertades que, basados en una visión reductiva y relativista del ser humano, amenazan el derecho fundamental a la vida y a su sano desarrollo físico y psíquico. Es necesario tutelar el derecho primario de los padres de educar a sus hijos en el ámbito moral y reconocer a la familia como el lugar en el que se deben formar los futuros promotores de una cultura de la vida y el amor. Estos principios están inscritos en la naturaleza humana, se pueden conocer por la recta razón, y por tanto son comunes a toda la humanidad.

Por eso, hacemos un llamamiento al mismo Tribunal Constitucional y a los poderes del Estado, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, para que se revise y corrija esta vulneración a la Constitución que produce grave daño a la dignidad de la persona humana, especialmente de nuestros niños y adolescentes, e invocamos a la Sagrada Familia de Nazaret para que los ilumine a fin de que no se dejen seducir por ideologías contrarias al bien común de nuestro país.

Los Obispos del Perú