Texto del Evangelio (Mc 8,22-26): En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos
llegan a Betsaida. Le presentan un ciego y le suplican que le toque. Tomando al
ciego de la mano, le sacó fuera del pueblo, y habiéndole puesto saliva en los
ojos, le impuso las manos y le preguntaba: «¿Ves algo?». Él, alzando la vista,
dijo: «Veo a los hombres, pues los veo como árboles, pero que andan». Después,
le volvió a poner las manos en los ojos y comenzó a ver perfectamente y quedó
curado, de suerte que veía claramente todas las cosas. Y le envió a su casa,
diciéndole: «Ni siquiera entres en el pueblo».
Comentario: Rev. D. Joaquim MESEGUER García (Sant Quirze del
Vallès, Barcelona, España).
«Quedó
curado, de suerte que veía claramente todas las cosas»