Mostrando entradas con la etiqueta Las habladurías. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Las habladurías. Mostrar todas las entradas

viernes, 11 de abril de 2014

Papa Francisco: ¡El diablo existe también en el siglo XXI!



11-04-2014

"El diablo existe” y "no quiere que las personas sigan a Cristo”. Francisco ha advertido contra el tentador en su Misa de Casa Santa Marta.

Francisco
"Alguno de vosotros, quizás –no lo sé– puede decir: 'Pero Padre, qué antiguo es usted. ¡Hablar del diablo en el siglo XXI!'. Pero, cuidado ¡que el diablo existe! El diablo existe. ¡También en el siglo XXI! Y no debemos ser ingenuos ¿eh? Debemos aprender del Evangelio cómo se lucha contra él”.

Francisco dijo que la tentación tiende a crecer y justificarse. Subrayó que es importante pararla a tiempo para que "un hilo de agua” no se convierta en "una marea”.

Extracto de la Homilía del Papa
Fuente: Radio Vaticana

jueves, 23 de enero de 2014

San Juan, apóstol: “Quien odia a su hermano es un homicida”


23-01-2014 Radio Vaticana

(RV).- (Escuchar audio) Que los cristianos cierren las puertas a los celos, envidias y habladurías que dividen y destruyen nuestras comunidades: fue la exhortación lanzada por el Papa Francisco, esta mañana, en la Misa presidida en la Casa de Santa Marta en la sexta jornada de oración por la unidad de los cristianos.

La reflexión del Papa partió de la primera lectura del día que habla de la victoria de los israelitas sobre los filisteos gracias al coraje del joven David. La alegría de la victoria se trasforma rápidamente en tristeza y celos del rey Saúl ante las mujeres que alaban a David por haber matado a Goliat. Entonces, “aquella gran victoria –afirmó el Santo Padre- comienza a convertirse en derrota en el corazón del rey” en el que se insinúa, como ocurrió con Caín, el “gusano de los celos y de la envidia”. Como Caín con Abel, el rey decide asesinar a David. “Así actúan los celos en nuestros corazones –observó el Pontífice– es una mala inquietud, que no tolera que un hermano o una hermana tengan algo que yo no tengo”. Saúl, “en vez de alabar a Dios, como hacían las mujeres de Israel, por esta victoria, prefiere encerrarse en sí mismo, amargarse”, “cocinar sus sentimientos en el caldo de la amargura”: