Hoy contemplamos la "barca" con los Apóstoles,
símbolo de la Iglesia, zarandeada por el "mar", símbolo del
"mundo". Los Apóstoles no deben temer las amenazas: Cristo —aunque
silencioso— está en la barca y, por eso mismo, nunca se ha hundido.
La Iglesia pronto fue una "Iglesia perseguida",
incluso "a causa de la justicia": por los judíos, que la perseguían
por "fidelidad a la Ley"; por el Imperio, pues consideraba a los
"cristianos" como seguidores de un criminal; por los que han
perseguido a Dios... Además, puesto que la aspiración del hombre tiende siempre
a emanciparse de la voluntad de Dios, la fe aparecerá como algo que se
contrapone al "mundo", y por eso habrá persecución a causa de la
justicia en todos los períodos de la historia.
—Cristo crucificado es el justo perseguido del que hablan
las profecías del Antiguo Testamento. Él mismo es la llegada del Reino de Dios:
"Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia,
porque suyo es el Reino de los Cielos".
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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