Hoy, la tempestad ruge furiosa. Los discípulos, expertos
navegantes, tienen miedo. Jesús, en cambio, duerme. Se levanta, increpa al mar
y sobreviene la bonanza. Sorprende la fuerza de la Palabra que domina la
creación. La Palabra que calma la tempestad era el eco de la Palabra creadora
de Dios: “¡Hágase!”.
La creación es obra de amor: Dios Padre creó de la nada
por la Palabra, que es su Hijo, mientras el Espíritu fecundaba las aguas. Creó
para comunicar “afuera” su Amor. La creación es el inicio de la salvación.
Tiene tres etapas: la del Padre va desde la Creación hasta el Mesías; la del
Hijo, desde su encarnación hasta su glorificación; la del Espíritu Santo, desde
Pentecostés al fin del mundo.
—Dios, que eres Padre, Hijo y Espíritu Santo, os damos
gracias por habernos creado, redimido y santificado, haciendo brillar en
nosotros —vuestras criaturas— la fuerza fecunda de vuestro Amor.
Comentario: Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM
(Barcelona, España).
No hay comentarios:
Publicar un comentario