Día litúrgico: Sábado XI del tiempo ordinario
Texto del Evangelio (Mt 6,24-34): En aquel
tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Nadie puede servir a dos señores; porque
aborrecerá a uno y amará al otro; o bien se entregará a uno y despreciará al
otro. No podéis servir a Dios y al dinero. Por eso os digo: No andéis
preocupados por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué os
vestiréis. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el
vestido? Mirad las aves del cielo: no siembran, ni cosechan, ni recogen en
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros más que
ellas? Por lo demás, ¿quién de vosotros puede, por más que se preocupe, añadir
un solo codo a la medida de su vida?
»Y del vestido, ¿por qué preocuparos? Observad los lirios
del campo, cómo crecen; no se fatigan, ni hilan. Pero yo os digo que ni
Salomón, en toda su gloria, se vistió como uno de ellos. Pues si a la hierba
del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará
mucho más con vosotros, hombres de poca fe? No andéis, pues, preocupados diciendo:
¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos? Que por
todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial
que tenéis necesidad de todo eso. Buscad primero su Reino y su justicia, y
todas esas cosas se os darán por añadidura. Así que no os preocupéis del
mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su
propio mal».
Comentario: P. Jacques PHILIPPE (Cordes sur Ciel, Francia).
«Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas
se os darán por añadidura»
Hoy el Evangelio habla claramente de vivir el “momento
presente”: no darle vueltas al pasado, sino abandonarse en Dios y su
misericordia. No atormentarse por el mañana, sino confiarlo a su providencia.
Santa Teresita del Niño Jesús afirmaba: «Sólo me guía el abandono, ¡no tengo
otra brújula!».
La preocupación jamás ha resuelto ningún problema. Lo que
resuelve problemas es la confianza, la fe. «Pues si a la hierba del campo, que
hoy es y mañana se echa al horno, Dios así la viste, ¿no lo hará mucho más con
vosotros, hombres de poca fe?» (Mt 6,30), dice Jesús.
La vida no es por sí misma demasiado problemática, es el
hombre quien carece de fe… La existencia no siempre es fácil. A veces es
pesada; con frecuencia nos sentimos heridos y escandalizados por lo que sucede
en nuestra vida o en la de los demás. Pero afrontemos todo esto con fe e
intentemos vivir, día tras día, con la confianza en que Dios cumplirá sus
promesas. La fe nos llevará a la salvación.
«No os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de
sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal» (Mt 6,34). ¿Qué quiere
decir esto? Hoy, busca vivir de manera justa, según la lógica del Reino, en la
confianza, la sencillez, la búsqueda de Dios, el abandono. Y Dios se ocupará
del resto…
Día a día. Es muy importante. Lo que nos agota a menudo
son todas esas vueltas al pasado y el miedo al futuro; mientras que cuando
vivimos en el momento presente, de manera misteriosa, encontramos la fuerza. Lo
que tengo que vivir hoy, tengo la gracia para vivirlo. Si mañana debo hacer
frente a situaciones más difíciles, Dios incrementará su gracia. La gracia de
Dios se da al momento, día a día. Vivir el momento presente supone aceptar la
debilidad: renunciar a rehacer el pasado o dominar el futuro, contentarse con
el presente.
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