Hoy las palabras de Jesús nos descubren la obra de la
creación como "viña de Dios" y el hombre como su administrador. En la
parábola, la vid produce uva buena, pero los labradores se quedan con ella. No
quieren entregársela al propietario. Apalean y matan a sus mensajeros y
asesinan a su Hijo.
Esos labradores —que no quieren tener un amo— constituyen
un espejo también para nosotros. Los hombres usurpamos la creación que nos ha
sido dada para administrarla. Queremos poseer el mundo y nuestra misma vida de modo
ilimitado; Dios es un estorbo para nosotros.
—Donde el hombre se convierte en único amo del mundo y
propietario de sí mismo, no puede existir la justicia. Allí sólo puede dominar
el arbitrio del poder. Ciertamente, se puede echar al Hijo fuera de la viña y
asesinarlo, para gozar de forma egoísta de los frutos de la tierra. Pero
entonces… la viña se transforma muy pronto en un terreno yermo, pisoteado por
los jabalíes, como enseña el Salmo 79.
Comentario: REDACCIÓN evangeli.net
(elaborado a partir de textos de Benedicto XVI) (Città del Vaticano, Vaticano).
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