Hoy se nos invita a mirar las cosas con los ojos de Dios,
es decir, con criterio cristiano. En esto consiste la "ley moral":
una invitación para que sea nuestro propio corazón quien incorpore la mirada
penetrante de Dios.
La ventaja de hacerlo así es doble. En primer lugar, la
consecución de la verdad, que nos hace sabios y libres: sabios, porque captamos
profundamente el "porqué"; libres, porque nos alejamos de toda
imposición engañosa. Segundo, porque contribuimos eficazmente a la realización
de la voluntad de Dios, es decir, nos hacemos actores conscientes de su plan de
salvación universal. En resumen: obrar cristianamente es conseguir la gran meta
de ser inteligentes y buenos, o, dicho de otra manera, ser sabios y santos.
—Señor, ¡gracias porque nos apremias a hacer todo lo que
podemos y nos pides lo que no podemos! Con nuestras únicas fuerzas no podemos
hacerlo; ésta es la razón por la cual los cristianos rezamos.
Comentario: + Rev. D. Antoni ORIOL i Tataret
(Vic, Barcelona, España).
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