jueves, 7 de noviembre de 2013

Francisco: Dios no es un buen perdedor, siempre busca al que está lejos de Él



7 de noviembre, 2013 (romereports.com) El Papa Francisco centró su homilía en Casa Santa Marta en la parábola de la oveja perdida. Francisco explicó que Dios tiene debilidad por los que están perdidos, y añadió que una vez vuelven al redil, no deben ser juzgados por el resto, sino acogidos como 'uno de los suyos'.

Papa Francisco
“A Dios no le gusta perder. No es un buen perdedor. Y por eso, por no perder, sale fuera y busca. Un Dios que busca: busca a todos aquellos que están lejos de Él. Como el pastor que va buscar a la oveja perdida. La alegría de Dios no es la muerte del pecador, sino su vida”. Dios nos ama. 'Pero yo soy un pecador, he hecho esto, esto y esto'. Dios dice: 'Pero yo te quiero lo mismo y voy a buscarte y te llevo a casa'. Este es nuestro Padre”.

Francisco también habló de la hipocresía. Explicó que los que criticaban a Jesús pensaban erróneamente que la religión consistía en portarse bien y en fingir ser educados.

Extracto de la Homilía del Papa
(Fuente: Radio Vaticana)


“Él responde a la murmuración con un parábola alegre. En este pequeño relato aparece cuatro veces la palabra alegría. ‘Y ustedes -como si dijese– y ustedes se escandalizan por esto, pero mi Padre se alegra’. Ese es el mensaje más profundo: la alegría de Dios que es un Dios que no le gusta perder, no es un buen perdedor, y por eso, para no perder, sale de sí y va, busca. Es un Dios que busca: busca a todos aquellos que están lejos de Él, como el pastor, que va en busca de la oveja perdida.”

“Él no tolera perder a uno de los suyos. Ésta será también la oración de Jesús, el Jueves Santo: ‘Padre, que no pierda a ninguno de los que me has dado’. Es un Dios que camina buscándonos y tiene una cierta debilidad de amor por los que están más alejados, que se han perdido... va y los busca ¿y cómo busca? Busca hasta el final, como ese pastor que va en la oscuridad, buscando hasta que encuentra a la oveja; o como la mujer, que cuando pierde aquella moneda enciende la lámpara, barre la casa y la busca con cuidado. Así busca Dios. ‘¡Este hijo no lo pierdo, es mío! No quiero perderlo’. Este es nuestro Padre: siempre nos busca.”

“El gozo de Dios no es la muerte del pecador, sino su vida: es la alegría. ¡Tan lejos estaba esa gente que murmuraba contra Jesús, tan lejos del corazón de Dios! No lo conocían. Creían que ser religiosos, que ser personas buenas significase estar siempre bien, ser educados y tantas veces aparentar ser educados, ¿no? Esta es la hipocresía de la murmuración. En cambio, la alegría del Padre, Dios, es aquella del amor: nos ama. ‘¡Pero, yo soy un pecador, he hecho esto, esto, esto!’... ‘Yo te amo lo mismo y voy a buscarte y te traigo de regreso a casa’. Este es nuestro Padre. Pensemos.”

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