03-11-2013 Radio Vaticana
(RV) “No hay profesión ni condición social, no hay pecado
ni crimen de cualquier género que pueda cancelar de la memoria y el corazón de
Dios a uno solo de sus hijos”, lo dijo Papa Francisco en la reflexión previa a
la oración del Ángelus del 3 de noviembre, que rezó con la multitud de
peregrinos italianos y de otros países y continentes, que volvieron a llenar la
plaza del Santuario de San Pedro y la plaza Pío XII. (Escuchar audio).
Refiriéndose al evangelio del domingo, en el que Jesús
pasa por Jericó, donde Zaqueo, una oveja perdida, despreciado y “excomulgado”
por ser jefe publicano de la ciudad, amigo de los ocupantes romanos, ladrón y
estafador, el Obispo de Roma dijo que “aquel hombre pequeño de estatura,
rechazado por todos y distante de Jesús, está como perdido en el anonimato;
pero Jesús lo llama, y aquel nombre tiene un significado lleno de alusiones: En
efecto, “Zaqueo” quiere decir “Dios recuerda”.”
El Vicario de Cristo dijo que Dios es Padre que espera
atento en el corazón del hijo el deseo del regreso a casa. Y cuando reconoce
aquel deseo, incluso sencillamente insinuado, inmediatamente le está a su lado,
y con su perdón le vuelve más leve el camino de la conversión y del regreso.
Para finalizar con la invitación: “Hermanos y hermanas, ¡dejemos también
nosotros que Jesús nos llame por nuestro nombre! En lo profundo del corazón,
escuchemos su voz que nos dice: “Hoy debo detenerme en tu casa”, es decir en tu
vida. Y recibámoslo con alegría: Él puede cambiarnos, puede transformar nuestro
corazón de piedra en corazón de carne, puede liberarnos del egoísmo y hacer de
nuestra vida un don de amor”.
Jesuita,
Guillermo Ortiz, de Radio Vaticana para Tu Radio.
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