3 de noviembre, 2013 (romereports.com) Cada semana el Papa Francisco rompe distancias con la gente al comienzo de la Audiencia General. Aun así, es muy difícil conseguir un buen sitio en San Pedro: no todo el mundo cabe en primera fila. Una forma de conseguirlo es haber pasado por el altar en los últimos meses. Entonces basta con enfundarse el vestido de boda de nuevo para que todas las puertas se abran.
“Sí, es un poco raro porque no quiero tener un vestido sucio al final, pero está bien. Me lo he puesto por segunda vez y me he sentido muy especial... Como ha dicho él, es como si nos casáramos una segunda vez”.
“Por segunda vez”.
Los recién casados tienen preferencia en San Pedro: aunque esta otra pareja de Treviso tuvo sus problemas para llegar a la plaza, al final todo salió bien.
“Hemos llegado un poco tarde por culpa de los trenes. Hemos llegado un poco antes de las 10 h., pero al final hemos conseguido entrar”.
“Nos hemos tenido que vestir en el tren, porque si no, no llegábamos.”
Francisco saluda personalmente a algunas parejas de recién casados que asisten a las audiencias de los miércoles. Entre las cuarenta de esta semana estaban estas dos.
“Sí, le hemos saludado y le hemos dicho que ha sido muy bonito poder verle aquí en Roma. Y él ha sonreído y ha dicho: 'Rezad por mí'”.
“No tiene mensajes automáticos. No sé cómo decirlo...”
“Sí, porque es muy espontáneo cuando se acerca a la gente y le dice cosas. A veces no dice nada pero..., sientes que de verdad se preocupa por cada persona que conoce”.
Las dos parejas han pasado por San Pedro después de su luna de miel. Ahora regresan a casa con una bendición especial del Papa, pero sobre todo con una historia que contar a sus futuros nietos.
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