5 de noviembre, 2013 (romereports.com) Comentando las lecturas del día, el Papa Francisco ha explicado que el cristianismo es una invitación a una fiesta. Una invitación gratuita y destinada a todos, no sólo a personas buenas y una fiesta en la que hay que participar activamente.
Francisco
“No se puede entender la existencia cristiana sin participación. Es una participación de todos nosotros. ‘Yo voy a la fiesta pero me quedo en la primera sala porque debo estar solo con los tres o cuatro que conozco y los demás…’. ¡Esto no se puede hacer en la Iglesia! ¡O entras con todos o te quedas fuera! No puedes seleccionar: la Iglesia es para todos, comenzando por los que ya he dicho: ¡los más marginados! ¡Es la Iglesia de todos!”
La invitación a la fiesta, ha subrayado el Papa, es gratuita pero advirtió contra la actitud de algunos cristianos que se contentan simplemente con 'estar en la lista' pero no participan.
Extracto de La Homilía del Papa
(Fuente: Radio Vaticano)
“Un cristiano es un invitado. ¿Invitado a qué?¿A un negocio? ¿Invitado a un paseo? El Señor nos quiere decir algo más: ‘¡Estás invitado a una fiesta!’. El cristiano es el invitado a una fiesta, a la alegría, a la alegría de ser salvados, a la alegría de estar redimidos, a la alegría de participar en la vida con Jesús.
¡Esta es la alegría! ¡Estás invitado a la fiesta! Se entiende que una fiesta es una reunión de personas que hablan, ríen, festejan, son felices. Es una reunión de personas. Yo, en personas normales, mentalmente normales, nunca he visto uno que haga fiesta solo ¿no? ¡Sería un poco aburrido!
Abrir la botella de vino… esto no es una fiesta, es otra cosa. Se hace fiesta con los demás, se festeja en familia, con los amigos, con las personas invitadas, como yo he sido invitado. Para ser cristiano se necesita una pertenencia y se pertenece a este Cuerpo, esta gente que ha sido invitada a la fiesta: esta es la pertenencia cristiana”.
“La Iglesia no es una Iglesia sólo para buenos ¿Queremos decir quién pertenece a la Iglesia, a esta fiesta? Los pecadores, todos nosotros, pecadores, hemos sido invitados. ¿Y qué se hace? Se hace una comunidad, que tiene dones distintos: uno tiene el don de la profecía, otro el del ministerio, que es un maestro… Todos tienen una cualidad, una virtud.
Pero la fiesta se hace llevando lo que todos tenemos en común… En la fiesta se participa totalmente. No se puede entender la existencia cristiana sin participación. Es una participación de todos nosotros. ‘Yo voy a la fiesta pero me quedo en la primera sala porque debo estar solo con los tres o cuatro que conozco y los demás…’. ¡Esto no se puede hacer en la Iglesia! ¡O entras con todos o te quedas fuera! No puedes seleccionar: la Iglesia es para todos, comenzando por los que ya he dicho: ¡los más marginados! ¡Es la Iglesia de todos!”
“El Señor es muy generoso. El Señor abre todas las puertas. El Señor, incluso entiende al que le dice: ‘no, Señor, ¡no quiero ir hacia ti!’. Entiende y lo espera porque es misericordioso. Pero al Señor no le gusta aquel que dice ‘sí’ y hace ‘no’; que hace amago de agradecerle todas las cosas buenas, pero en realidad va por su lado; que tiene buenas maneras, pero hace su propia voluntad y no la del Señor, los que siempre se excusan, los que no conocen la alegría, que no experimental el gozo de pertenencia.
Pidamos al Señor esta gracia: la de entender cuán bueno es ser invitados a la fiesta, cuán bueno es estar con todos y compartir con todos las cualidades de cada uno, cuán bello es estar con Él y que feo es jugar entre el ‘sí’ y el ‘no’, decir ‘sí’ pero contentarnos sólo con el hecho de estar en la lista de los cristianos”.
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