Un día San Pedro estaba de muy mal humor en el Cielo. Se
presentó ante Jesús y le dijo:
-Maestro, sabes que se van a cumplir dos mil años desde
que me hiciste "portero" del Cielo al darme las llaves del Reino...
Desde entonces no ha entrado aquí nada que no esté más limpio que el sol... En
esto soy puntilloso, bien lo sabes...
-Sí, Pedro, lo sé y te estoy muy agradecido por tu celo en
el cuidado del Reino de los Cielos...
-Pues me temo -dijo Pedro- que algo está pasando. Desde mi
observatorio de la portería vigilo y he observado que en las avenidas celestes
hay caras desconocidas... ¡y lo que es peor, poco limpias! Hasta los vestidos
de algunos bienaventurados dejan mucho que desear...
-Bien Pedro... ¿y qué sugieres?
-Una investigación de las murallas, porque.... por la
portería no han pasado. Tiene que haber "otra puerta" distinta de la
mía, Señor.
Aquella tarde, a la hora de la siesta, Jesús y Pedro se
dieron una vuelta de inspección por las murallas de la Gloria... hasta que
por fin Pedro, triunfante, gritó:
-¡¡Ahí está, Señor, ahí está!! ¡¡Ya lo sabía...!! ¡¡Mira!!
Señalaba, tras un rosal florecido, un hueco del que pendía
un rosario que llegaba hasta la Tierra.
Y dijo el Señor:
-Déjalo Pedro, esas... son cosas de mi Madre.
La
viñeta...
Esta bonita historia ha encontrado una plasmación en pocos
trazos con una viñeta que ya tiene algún tiempo, pero que en las últimas
semanas vuelve a circular por la Red, en
buena medida tuiteada por grupos que están preparando intensamente mediante
la oración la JMJ de Río de Janeiro.
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