Sabiduría: Gusto para lo espiritual,
capacidad de juzgar según la medida de Dios. El primero y mayor de los siete dones.
Inteligencia (Entendimiento): Es una gracia
del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y profundizar las
verdades reveladas.
Consejo: Ilumina la conciencia en las
opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo
que corresponde, lo que conviene más al alma.
Fortaleza: Fuerza sobrenatural que sostiene
la virtud moral de la fortaleza. Para obrar valerosamente lo que Dios quiere de
nosotros, y sobrellevar las contrariedades de la vida. Para resistir las
instigaciones de las pasiones internas y las presiones del ambiente. Supera la
timidez y la agresividad.
Ciencia: Nos da a conocer el verdadero
valor de las criaturas en su relación con el Creador.
Piedad: Sana nuestro corazón de todo
tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con los
hermanos como hijos del mismo Padre. Clamar ¡Abba, Padre!
Un hábito sobrenatural infundido con la gracia
santificante para excitar en la voluntad, por instinto del Espíritu Santo, un
afecto filial hacia Dios considerado como Padre y un sentimiento de fraternidad
universal para con todos los hombres en cuanto hermanos e hijos del mismo Padre.
Temor de Dios: Espíritu contrito ante Dios, conscientes de las culpas y del castigo divino, pero dentro de la fe en la
misericordia divina. Temor a ofender a Dios, humildemente reconociendo nuestra
debilidad. Sobre todo: temor filial, que es el amor de Dios: el alma se
preocupa de no disgustar a Dios, amado como Padre, de no ofenderle en nada, de
"permanecer" y de crecer en la caridad (cfr Jn 15, 4-7).
Fuente: corazones.org
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