Lectura
del santo evangelio según san Lucas 13,10-17
Un sábado,
enseñaba Jesús en una sinagoga. Había una mujer que desde hacía dieciocho años
estaba enferma por causa de un espíritu, y andaba encorvada, sin poderse
enderezar.
Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.»
Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
Pero el Señor, dirigiéndose a él, dijo: «Hipócritas: cualquiera de vosotros,
¿no desata del pesebre al buey o al burro y lo lleva a abrevar, aunque sea
sábado? Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada
dieciocho años, ¿no había que soltarla en sábado?» Al verla, Jesús la llamó y le dijo: «Mujer, quedas libre de tu enfermedad.»
Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios. Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, dijo a la gente: «Seis días tenéis para trabajar; venid esos días a que os curen, y no los sábados.»
A estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba de los milagros que hacía.
Reflexión
del Evangelio de hoy
Sed
imitadores de Dios
La
primera lectura pertenece a la carta a los Efesios. Aunque tradicionalmente la
carta se ha atribuido a Pablo, hoy se duda que sea realmente el autor de la
misma. La lengua y el estilo no parecen ser de Pablo, así como la doctrina que,
aunque es paulina en el fondo, supone un progreso doctrinal respecto a la del
apóstol de los gentiles, ya que encontramos temas teológicos de una etapa más
tardía como son la Iglesia una y universal, la Iglesia, cuerpo de Cristo, o la
organización eclesial de los ministerios.
Nuestro
texto pertenece a la segunda parte de la carta (4,1-6,20), en la que se nos invita
a vivir “según la vocación a la que hemos sido convocados” (4,1). Esto ha de
traducirse en actitudes y gestos concretos en nuestra vida diaria, que el autor
presenta de forma positiva (“siendo buenos, comprensivos, perdonándonos unos a
otros como Dios nos perdonó…, vivid en el amor como Cristo nos amó y se entregó
por nosotros”), y de forma negativa (“evitando la fornicación, el afán de poder
y de dinero” …).
“Ahora,
sois luz por el Señor”, culmina el texto. Nuestro estilo de vida, nuestros
valores, opciones y acciones han de proclamar nuestra opción fundamental en la
vida: Jesús de Nazaret y su proyecto del Reino. La felicidad consiste
en poner de acuerdo tus pensamientos, tus palabras y tus hechos (Gandhi).
Empeñémonos cada día en ser felices. La coherencia de vida es lo que da la
credibilidad a nuestra predicación diaria.
Hermana,
hermano, queda libre
El texto
de hoy, es un relato propio de Lucas que no encontramos en los otros
evangelios. El autor nos presenta un milagro de curación, así como las reacciones
que el hecho provoca. El evangelista de la misericordia inicia el relato
señalando las coordenadas espacio-temporales, que en este caso, ambas
pertenecen a la esfera de lo religioso. La escena se desarrolla en la sinagoga
y en sábado, lo cual no es irrelevante en la acción que se desarrolla.
La
protagonista es una mujer cuya sola presencia conmueve las entrañas de
cualquier espectador. Está encorvada, y no puede enderezarse de ningún modo.
Para los judíos, la posición erecta del ser humano era necesaria para mirar de
frente y mirar arriba, hacia el cielo para dirigirse a Dios, lo que acentuaba
notablemente la gravedad de la enfermedad. Pero el lector tiene aún otros datos
que empeoran la situación. La enfermedad no es de ayer o hace un mes, perdura
ya dieciocho años, y además la causa de la enfermedad, no es física, sino que
procede de un espíritu (suponemos maligno, para provocar algo así). Jesús la
ve, fija en ella su mirada que llena de misericordia atraviesa su alma, la
toca, al imponerle las manos, y llamándola le dice: “mujer, quedas curada de tu
enfermedad”. La fuerza del gesto y la palabra de Jesús, traspasan el cuerpo de
esta mujer. Con ellos, Jesús, la desata de sus ligaduras, la libera, le
devuelve la dignidad y la pone de pie. Ya es una mujer erguida para afrontar
los avatares de la vida y para poder orar a su Dios, por eso estalla en un
canto de gloria a su Señor.
¿Cómo es
posible que un hecho que causa tanta libertad, tanta dicha en esa mujer,
provoque esa reacción hostil en el jefe de la sinagoga? El problema es que
Jesús ha curado en sábado, ¿acaso no había otros días para realizar la
curación? Guardar el sábado no era algo baladí, constituía uno de los
mandamientos de Dios, presente en los dos decálogos (Ex 20,8-11; Dt 5, 12-15).
Sin embargo, en este conflicto de valores entre el dolor de una mujer y el
precepto sabático, Jesús lo tiene claro. No hay ninguna razón, ni siquiera un
precepto religioso, que pueda servirnos de excusa para, con un corazón
misericordioso, salir al encuentro de aquellos que sufren. El proyecto del
Reino es un proyecto humanizador, en el que la defensa de la vida, y de la
dignidad de la persona es una opción prioritaria.
Nosotros
también hemos sido llamados a ser portadores de palabras y gestos liberadores
de ataduras que no permiten caminar erguidos a nuestros hermanos y hermanas, de
juicios y prejuicios que etiquetan y castran, de miedos que paralizan y
bloquean la vida. Como Jesús, hemos de tocarlos y decir: “Hermana, hermano,
quedas libre”. En este mundo, “ahora, somos luz”.
Hna. Mariela Martínez Higueras
O.P.
Congregación de Santo Domingo
Congregación de Santo Domingo
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/29-10-2018/
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