Lectura
del santo evangelio según san Lucas 10,1-9
En aquel
tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en
dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él.
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz,
Y les decía: «La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: "Paz a esta casa." Y si allí hay gente de paz,
descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la
misma casa, comed y bebed de lo que tengan, porque el obrero merece su salario.
No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed
lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: "Está cerca de
vosotros el reino de Dios."»
Reflexión
del Evangelio de hoy
El Señor
me ayudó y me dio fuerzas
En la
vida de un cristiano todo empieza con el encuentro con Jesús. Así lo reconoce
el Papa Francisco: “La fe, para mí, nació del encuentro con Jesús. Un encuentro
personal, que tocó mi corazón y dio una nueva dirección y un nuevo sentido a mi
existencia”. Así fue también para san Pablo con el encuentro especial con Jesús
camino de Damasco. En la nueva vida que nos regala Jesús a sus seguidores, nos
relacionamos con Dios como un hijo con su Padre y con los demás como nuestros
hermanos. Y amamos a Dios, nuestro Padre y a los demás, nuestros hermanos.
Fruto de ese amor depositamos nuestra confianza en Dios y en nuestros hermanos.
Pero sabiendo que Dios no nos va a fallar nunca y a dejarnos solos. Pero
algunos de nuestros hermanos, al ser humanos, nos pueden fallar y no portarse
como tales. Eso es lo que relata san Pablo en esta primera lectura, donde nos
recuerda qué hermanos se han portado mal con él y le han abandonado y qué
hermanos se ha portado bien con él y permanecen con él, entre los que está San
Lucas. De todas las maneras “el Señor me ayudó y me dio fuerzas para anunciar
íntegro el mensaje, de modo que lo oyeran todos los gentiles”.
¡Poneos
en camino!
Bien
sabemos que a los predicadores del evangelio de cualquier época, les puede
pasar lo mismo a que a Jesús. “No es el siervo mayor que su señor, ni el
enviado mayor que quien lo envía”. Jesús elige a otros setenta y dos y les
envía a predicar su evangelio: “¡Poneos en camino! Mirad que os mando como
corderos en medio de lobos”. Eso le pasó a su Jesús en su predicación. Algunos
le aceptaron y le acogieron a él y a su mensaje, pero otros le rechazaron como
los lobos a los corderos y hasta llegaron a matarle. Esa misma experiencia la
tendrán sus discípulos. Serán aceptados por unos y rechazados por otros.
Sabiendo además que Jesús les envía para que conviertan a los lobos en
corderos, cambien su corazón agresivo, de piedra, de enemigo, por un corazón de
carne, lleno de amor, de hermano… como el de Cristo.
Celebramos
la fiesta de San Lucas, quien ha sabido plasmar por escrito, en su evangelio,
la figura de Jesús de Nazaret y su estancia en nuestra tierra. En los Hechos de
los apóstoles nos presenta las vivencias de las primeras comunidades
cristianas, con especial mención a las correrías apostólicas de San Pablo, del
que fue fiel colaborador.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-10-2018/
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