En aquel
momento, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:
-«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
-«¿Quién es el más importante en el reino de los cielos?»
Él llamó
a un niño, lo puso en medio y dijo:
-«Os
aseguro que, si no volvéis a ser como niños, no entraréis en el reino de los
cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande
en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me
acoge a mi. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que
sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi Padre celestial. »
Hoy hacemos memoria de los Santos Ángeles
Custodios. Ángel significa enviado o mensajero. Son espíritus servidores con la
misión de asistir a los que han de heredar la salvación. Pertenecen al universo
espiritual que rodea a Dios, están sometidos a Cristo y sirven al hombre. Los
ángeles son mediadores entre Dios y los hombres. Aquel que media entre el mundo
divino y el mundo terreno.
En la lectura del Éxodo, 23, 20-23 se dice: “Voy a
enviarte un ángel por delante, para que te cuide en el camino y te lleve al
lugar que te he preparado… Respétalo y obedécelo”. Fueron las Palabras del
Señor a Moisés, para el Pueblo de Israel, que ya se preparaba para entrar en la
tierra prometida, recibido el decálogo y un cuerpo de legislaciones para ello.
Y es que, en nuestra vida, Dios pone ángeles para
que nos cuiden para que los pasos que damos sean seguros y estén acompañados
por Dios. Un paso solitario e individualista nos aleja de la comunidad, del
pueblo, es un paso ciego. Necesita descubrir el sentido de salvación que
requiere el camino, necesita descubrir el rostro de Dios. Un paso que donde se
nos acompañe, aligera la carga y hace más corto el camino. Es un paso iluminado
por la esperanza, un paso cierto.
Hemos de ver en estos ángeles también a tantas
personas que nos han hablado de Dios, que nos han traído su mensaje, que nos
han cuidado en el camino, en la vida, en la enfermedad, que han amado nuestras
miserias sin tener en cuenta cómo seamos y cómo nos hayamos comportado. Merecen
nuestro respeto. Ellos son mediaciones de Dios.
El Evangelio de Mateo nos habla de la acogida a los
niños, signo de vitalidad, de la ternura, pero también de la fragilidad, de lo
vulnerable, aquel que necesita cuidado para crecer, y aprender; en ellos, dice
el Evangelio, sus ángeles están viendo siempre en el cielo el rostro de mi
Padre celestial. Así, que estos niños amados de Dios, son también el rostro de
Dios, porque son pura inocencia, reflejan el valor de la vida como nadie, y
sobre todo reflejan el amor de Dios a los hombres. Acoger a un niño: acoge la
ternura de Dios, la Vida de Dios, el rostro de Dios, acoge a Cristo.
Fr.
Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/2-10-2018/
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