En aquel
tiempo, designó el Señor otros setenta y dos y los mandó por delante, de dos en
dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía: -«La mies
es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que mande
obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio
de lobos. No llevéis talega, ni alforja, ni sandalias; y no os detengáis a
saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero:
"Paz a esta casa".
Reflexión
del Evangelio de hoy
En este
comentario vamos a destacar algunos rasgos de San Francisco de Asís
(1182-1226), cuya fiesta celebramos hoy, que nos pueden ayudar a nosotros en
nuestro caminar cristiano:
La
primacía de Dios en su vida
Lo
primero Dios, pero no por imposición externa, sino por descubrimiento y
decisión personal. Después de un cierto tiempo, San Francisco descubrió el
tesoro del que nos habla Jesús en el evangelio y “lleno de alegría, lo dejó
todo por adquirir ese tesoro”. San Francisco no es un loco que hace cosas
raras. Es un ser totalmente normal que busca la felicidad que todos anhelamos.
De joven creyó que esta felicidad iba por el dinero y la vida licenciosa que le
proporcionaba. A decir verdad disfrutaba del dinero que tenía su padre, que era
un rico comerciante. Pero eso no le llenaba y cayó en la cuenta de que seguir a
Jesucristo le proporcionaba más felicidad. Lo de San Agustín: “Nos has hecho,
Señor para ti y nuestro corazón estará inquieto hasta que te encuentre a ti”.
Eligió la pobreza voluntariamente y la vivió con intensidad, y desde ella vivió
su riqueza, que era gozar de la amistad con Dios y le hacía rico en la fuente
de su alegría. ¿También para nosotros lo primero es Dios y es nuestra gran
riqueza, nuestro tesoro?
Mirada
contemplativa
Es decir,
ver toda la creación como la ve Dios. Uno de los frutos de la contemplación,
del dialogo con Dios, es tener mirada contemplativa, ver las cosas como las ve
Dios, tener la misma mirada que Dios. Las cosas no son cosas, son criaturas,
algo hecho por Dios. Los hombres no son solos hombres, están hechos a imagen y
semejanza de Dios y además son hijos de Dios y hermanos de todos los hombres,
por los que se puede dar la vida, entregar el tiempo, la propia persona... como
hizo Cristo Jesús, como hizo San Francisco. ¿Tenemos esa mirada? ¿Vemos todo
con los ojos de Dios?
Devoción
especial por la pasión de Cristo
San
Francisco se identificaba con el pensar de san Pablo: “nosotros hemos de
gloriarnos en la cruz de Cristo”. Meditaba y se gloriaba en la cruz de Cristo.
¿Por qué Cristo fue capaz de aceptar su muerte injusta? ¿Qué le llevó a morir
en la cruz? Su amor a Dios, su Padre, y su amor a todos los hombres, sus
hermanos. Cristo vino al mundo enviado por su Padre para señalarnos el camino
de nuestra felicidad, el camino de nuestra salvación, que se resume en amar a
Dios, al prójimo y a uno mismo. Las autoridades religiosas judías vieron en su
evangelio un peligro, una alternativa a la religión judía y consiguieron
quitarle de en miedo matándole en la cruz, porque Jesús siguió predicando su
buena noticia. Dios Padre le resucitó al tercer día y su persona, su vida, su
muerte y resurrección ha inundado el corazón de millones y millones de hombres
y mujeres, al que proclaman su Salvador y Redentor. A San Francisco le fue
concedida la gracia de los estigmas, es decir, llevar en su cuerpo las marcas,
las heridas del Jesús crucificado.
Fray Manuel Santos Sánchez
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
Convento de Santo Domingo (Oviedo)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/4-10-2018/
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