08-05-2015 Radio Vaticana
(RV).- El Espíritu Santo crea
“movimiento” en la Iglesia que, aparentemente, puede parecer “confusión”
y, en cambio, si es acogido en oración y con espíritu de diálogo, siempre
genera “unidad” entre los cristianos. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la
Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta en
el día de la fiesta de Nuestra Señora de Luján, Patrona de
la Argentina.
Es el Dios desconocido el que
mueve las aguas de la Iglesia y
cada vez que los cristianos, comenzando por los Apóstoles, se han confrontado
con franqueza y en el diálogo, sin fomentar traiciones y “acuerdos” internos,
han comprendido siempre lo que era justo hacer, gracias a la inspiración del Espíritu Santo.
Francisco profundizó este tema
guiado por los Hechos de los Apóstoles refiriéndose
a las situaciones de confrontación y de choque que vivió la primera comunidad
cristiana.
Diálogo entre hermanos, no
“acuerdos” de enemigos
Teniendo en cuenta el pasaje
evangélico que narra la conclusión del primer Concilio de Jerusalén, que estableció, después de no
pocas fricciones, las pocas y sencillas reglas que los nuevos convertidos al
Evangelio debían observar, el Santo Padre recordó que el problema, es que
anteriormente se había desatado una lucha interna entre los que definió
“cerrados” – es decir el grupo de cristianos “muy apegados a la ley” que
querían “imponer las condiciones del hebraísmo a los nuevos cristianos” – y
Pablo de Tarso, el Apóstol de los paganos, decididamente contrario a esta
constricción:
“¿Cómo resuelven el problema?
Se reúnen, y cada uno da su juicio, da su opinión. Discuten, pero como
hermanos, y no como enemigos. No hacen “acuerdos” afuera para vencer, no van a
los poderes civiles para vencer, no matan para triunfar. Buscan el camino de la
oración y del diálogo. Estos, que estaban precisamente en posiciones opuestas,
dialogan y se ponen de acuerdo. Esta es obra del Espíritu Santo”.
El Espíritu mueve hacia la
armonía
El Papa Bergoglio subrayó que la decisión
final, se toma en la concordia. Y sobre esta base se escribe, al final del
Concilio, la carta que se enviará a los “hermanos” que “provienen del
paganismo” en la que, lo que se comunica, es fruto de una participación muy
diferente de las maniobras o de las discusiones planteadas por los
intransigentes defensores de la tradición:
“Una Iglesia en la que jamás
hay problemas de este tipo me hace pensar que el Espíritu no esté tan
presente. Y en una Iglesia donde siempre se discute y hay ‘acuerdos’ y se
traicionan a los hermanos, ¡allí no está el Espíritu! El Espíritu es el que
hace la novedad, que mueve la situación para ir adelante, que crea nuevos
espacios, que crea la sabiduría que Jesús ha prometido: ‘¡Él les enseñará!’. Es
el que mueve, pero es también el que, al final, crea la unidad armoniosa ente
todos”.
Fieles a los “movimientos” del
Espíritu
La última observación del Papa
Francisco fue acerca de la frase adoptada para concluir la carta. Palabras que
revelan el alma de la concordia cristiana, y no un simple acto de buena
voluntad, sino un fruto del Espíritu Santo:
“Esto es lo que nos enseña hoy
esta Lectura; que nos enseña el primer Concilio ecuménico. En efecto, ‘le
pareció bien’ al Espíritu Santo y a nosotros… Esa es la fórmula, cuando el
Espíritu nos pone a todos de acuerdo. Ahora continuemos la celebración eucarística
y pidamos al Señor Jesús, que estará presente entre nosotros, que nos envíe
siempre al Espíritu Santo, a nosotros, a cada uno de nosotros. Que lo envíe a
la Iglesia y que la Iglesia sepa ser fiel a los movimientos que hace el
Espíritu Santo”.
(María Fernanda Bernasconi -
RV).
(from Vatican
Radio)
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