jueves, 7 de mayo de 2015

Amar la voluntad de Dios

Hoy escuchamos nuevamente la confidencia que Jesús nos hizo el Jueves Santo: el amor del Padre al Hijo es inmenso, tierno, entrañable. ¡Y así nos ama a nosotros! El Padre ama al Hijo, y Jesús no deja de decírnoslo. El Padre lo ha proclamado bien alto en el Jordán, cuando declaró que Jesús era su Hijo amado en el que se complacía; y, más tarde, de modo parecido, en el Tabor.

Jesús ha respondido, «Abbá», ¡papá! Ahora nos revela, que tal como le ama el Padre, así también nos ama a nosotros. ¿Qué haremos? Mantenernos en su amor, observar sus mandamientos, amar la Voluntad del Padre. Pero nosotros, que somos débiles e inconstantes, ¿perderemos para siempre su amistad? ¡No, Él no permitirá que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas!

—Señor, si alguna vez me apartara de tus mandamientos, te pido la gracia de volver corriendo como el hijo pródigo a la casa del Padre por el sacramento de la Penitencia.

Comentario: Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España).

No hay comentarios:

Publicar un comentario