Hoy Jesús nos sorprende con una paradoja: dice que no
somos del mundo y pide protección para nosotros, pero a la vez nos envía al
mundo. Y… la historia enseña que el mundo —según tiempos y lugares— odia a los
cristianos.
¡Distingamos! "Mundo" significa, principalmente,
la "creación" nacida del amor del Creador. No es "lugar de
perdición", sino "nuestro lugar". Jesús ruega al Padre que no
nos quite del mundo: somos del "siglo" y lo amamos (somos
"seculares"). Secundariamente, "mundo" significa
"oposición a Dios", la diabólica pretensión de edificar el
"siglo" sin el Creador. Pero esto produce un mundo inhumano: cuando
el hombre persigue a Dios, el hombre persigue al hombre. Jesús nos previene de
este "mundanismo" (o "secularismo").
—Creador mío, concédeme amar apasionadamente la vida en la
tierra y, a la vez, alzar mis ojos a ti para difundir tu amor en el mundo. Haz
que vivamos unidos entre nosotros y unidos a ti, que eres la Verdad.
Comentario: Rev. D. Antoni CAROL i Hostench
(Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España).
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