miércoles, 26 de septiembre de 2018

Taller Bíblico.“Mi cuerpo fue creado ‘muy bueno’ por Dios y ‘bendecido’ para trascender”, Parroquia de Acarí


“Mi cuerpo fue creado ‘muy bueno’ por Dios y ‘bendecido’ para trascender”, fue el eco de algunos talleristas.
El 22 de Setiembre, en la parroquia de Acarí, se llevó acabo el taller bíblico “Mi cuerpo y la Palabra de Dios” con 21 participantes adultos. El objetivo del taller fue: “reflexionar, valorar y agradecer el cuerpo como don divino y propio para fortalecer el proceso de realización y participación en el reino de Dios”.
Para alcanzar dicho objetivo el taller fue desarrollado con el método pastoral-teológico del Ver, Juzgar y Actuar que, propició la participación en primera persona, con biblia en mano, desde la realidad propia y socio eclesial. La realidad del cuerpo humano fue sensibilizada como realidad “muy buena” y bendita (Gén 1, 26) pero desafiada a ser gestionado en comunión fraterna con “otros” (Gén 2, 18). Por otra parte, la “desnudes” del cuerpo (Gén 2, 25; 3,7; 37, 23-24; Lc 2, 6-7.9-12; Mt 26, 63b-65; 27, 27-28) fue reflexionada como realidad de encuentro-comunión-transparencia y como realidad de desintegración-denigración-egoísmo. 



Casi a medio día, el texto de Rom 5, 14 ayudó a entender el misterio de la corporalidad humana desde el misterio de la corporalidad de Jesús, el Verbo encarnado, quien “pasó haciendo el bien” (Hch 10, 38).
Por la tarde, en grupos y por medio de textos bíblicos se trabajó sobre el cuidado y la importancia del corazón, los ojos, la lengua, los oídos, los pies y las manos en el estilo de vida cristiana. Gráficamente cada grupo con sus conclusiones aportó para formar el rompecabezas del cuerpo unidinámico.
La historia de Zaqueo con Jesús como encuentro sorprendente (Lc 19, 1-10) sirvió para aproximarse al antes, el momento y el después en la vida del cobrador de impuestos, como proceso de paso del ser “pequeño” (limitado) a ser “grande” (horizonte) desde la apertura, la conversión y la justicia generosa.
Esta historia de salvación, a través del ejercicio de la Lectio Divina, ayudó a valorar y agradecer el don del cuerpo y fortalecer el proceso de realización y participación en el reino de Dios, a través de compromisos personales. Por otra parte, los versos, “tu riesgo y el mío, inventando huellas y en manos trenzadas el miedo no cuenta, las venas bien tensas con nervios de fuego… este es nuestro cuerpo para un hombre nuevo, ésta es nuestra sangre para un pueblo nuevo que nace de Cristo”, fue la canción con el que vibramos.
En la Sagrada Escritura,  los profetas, Jesús el Cristo y los que aceptan el reinado de Dios son testimonios reales de que es posible liberar y armonizar el “yo tengo” (tener) y el “yo soy” (ser) inscrita en el horizonte de la felicidad para proseguir en el camino actual de la santidad.
P. Joselito López, guía del taller.

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