miércoles, 12 de septiembre de 2018

Evangelio del día, 12-09-2018 (Vigésimo Tercera Semana del Tiempo Ordinario, Año Par)


Lectura del santo evangelio según san Lucas 6,20-26

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»
Reflexión del Evangelio de hoy

Todas las formas de vida nos llevan a la santidad

Nos habla de diferentes formas de vida: solteros, casados, célibes… todas las formas de vida son válidas, todas nos llevan a la santidad. Cada uno tiene una vocación, es decir, está llamado a vivir la fe de una forma concreta, pero la meta de todos es la misma, la santificación.
El papa Francisco nos invita en su exhortación Gaudete et exsultate a ser santos, y nos va dando las pautas, nos va enseñando cómo es ese camino de santidad, y en ella no excluye a nadie. Pero lo más importante es que toda la exhortación es una invitación a revisar nuestra vida.
Igual pasa con esta lectura ya que ella nos invita a plantearnos cómo debemos vivir, pues nuestra condición no tiene que ser impedimento, sino todo lo contrario, ser instrumento.

Bienaventurado

Aquí tenemos el programa de vida y de felicidad, las bienaventuranzas: ser pobre, llorar, tener hambre y sufrir el desprecio por la fe.
A nadie nos gusta ser rechazado por el mundo, ni llorar, ni ser rechazado, ni ser pobre, ni tener hambre. Pero parece ser que este es el camino que nos lleva a la verdadera felicidad.
El papa Francisco, con sencillez y profundidad, nos explica estas bienaventuranzas y nos invita a un cambio de actitud nuevamente en la Gaudete et exsultate en el capítulo tercero. Afirma que “es necesario hacer, cada uno a su modo, lo que dice Jesús en el sermón de las Bienaventuranzas”, ya que “en ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano”.
La pobreza “nos convoca a compartir la vida de los más necesitados, la vida que llevaron los apóstoles, y, en definitiva, a configurarnos con Jesús que siendo «rico se hizo pobre»”.
Saber llorar con los demás, también es santidad, ya que “la persona que ve las cosas como son realmente se deja traspasar por el dolor y llora en su corazón, es capaz de tocar las profundidades de la vida y ser auténticamente feliz”.
En la sociedad actual, ser cristiano puede llevar a ser rechazado, pero “no se puede esperar, para vivir el Evangelio, que todo nuestro alrededor sea favorable, muchas veces las ambiciones del poder y los intereses mundanos juegan en nuestra contra”.
En definitiva, “aceptar cada día el camino del Evangelio, aunque nos traiga problemas, esto es santidad”, esto es ser bienaventurado.

Dña. Rosa María García O.P. y D. José Llópez O.P.
Fraternidad Laical de Santo Domingo de Torrent, Valencia.
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/hoy/

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