Lectura
del santo evangelio según san Lucas 8, 19-21
En aquel
tiempo, vinieron a ver a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no
lograban llegar hasta él. Entonces lo avisaron:
-Tu madre
y tus hermanos están fuera y quieren verte.
Él les
contestó:
-Mi madre
y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la ponen por
obra.
Reflexión
del Evangelio de hoy
El Clamor
del Necesitado
Dios
prefiere la justicia y el derecho por encima de todo sacrificio, por eso, no
podemos cerrar los ojos ante el clamor del necesitado. Y es que el
necesitado pone a prueba nuestro corazón. Lo mostrará duro como una roca si
nuestros ojos se cierran a su clamor. Lo mostrará misericordioso si nuestros
ojos se abren y son capaces de mirar y contemplar su vida, y atender su
necesidad.
Es una
llamada a los que gobiernan. Los hombres de gobierno no pueden hacer políticas
que empobrezcan más a la gente, que no tengan en cuenta un desarrollo social
más humano. También es una llamada a la responsabilidad donde la justicia y el
derecho se garanticen como algo propio de cuantos forjan los destinos de los
pueblos.
El
necesitado nos llama, clama al cielo, pero también clama a la justicia social
que está en manos de los hombres. No podemos desentendernos con políticas
precarias de los más vulnerables, se necesitan políticas integrales que saquen
de la pobreza a tantos hombres que la guerra, la crisis, la migración… nos muestran
cada día.
¿Quiénes
son mi madre y mis hermanos?
A esta
pregunta le acompaña una respuesta concreta. No es la misma pregunta que hace
Caín, cuándo le pregunta a Dios ¿soy yo acaso guardián de mi hermano? Donde
muestra indiferencia y falta de responsabilidad por lo que la envidia le llevó
hacer.
Jesús en
este caso da un sentido de amplitud. Mi madre y mis hermanos son los que
escuchan la palabra de Dios y la cumplen. Le da a María un sentido de
maternidad más amplio, por haber escuchado. Y le da a sus hermanos un sentido
de familia más amplio por haber escuchado la palabra de Dios. Pero no todo
queda en la escucha.
A este
gesto le acompaña el cumplimiento. La Palabra de Dios compromete la vida
entera. Jesús quiere reunir en un solo pueblo, en una sola familia por medio de
su palabra a cuantos le escuchan. Él es ese rey del libro de los Proverbios con
el corazón regado por las manos de Dios. Un rey que le conmueve la justicia y
el derecho.
Fr. Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/25-9-2018/
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