Lectura
del santo evangelio según san Lucas 7,11-17
En aquel
tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, e iban con él sus
discípulos y mucho gentío. Cuando se acercaba a la entrada de la ciudad,
resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era
viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.
Al verla
el Señor, le dio lástima y le dijo: «No llores.»
Se acercó
al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo: «¡Muchacho, a ti te
lo digo, levántate!»
Reflexión
del Evangelio de hoy
Bautizados
en un mismo Espíritu para formar un solo cuerpo
San Pablo
asemeja los distintos carismas que hay en la Iglesia, con los diferentes
miembros que hay en el cuerpo, todos son diferentes pero todos tienen un mismo
cuerpo que los une. El Espíritu de Cristo es el eje vertebrador de todos los
carismas y ministerios que hay en la Iglesia. No todos tienen la misma misión o
función dentro de la Iglesia, la diversidad forma un todo común. Nada tiene que
ver con la uniformidad.
La
uniformidad habla más de una sola forma de ejercer una misión, y es más propia
de las formas dictatoriales.
No todos
podemos ejercer el mismo servicio a los hombres, hay personas que se sienten
llamadas a atender a los pobres, otras a los enfermos, otras a los presos… Su
trabajo es diverso, pero en la Iglesia hay una sola razón para ejercer cada
labor, esa razón es Cristo. Por eso, san Pablo, nos comenta en esta carta que
ambicionemos los carismas mejores. No son funciones donde más poder se ejerce,
sino donde más puedes dejarte la piel en el camino.
Dios ha
visitado a su Pueblo
Jesús se
compadece de una madre que acompaña a su hijo muerto, su acción milagrosa es
decirle a quien está postrado: levántate. El muchacho sin más, se incorpora y
comienza hablar.
Cuántas
acciones milagrosas existen en nuestro camino, donde hay alguien que nos anima
a salir de la oscuridad de la muerte, donde se nos impulsa para que nuestro
ánimo despierte y retome el camino de la vida.
Una vez
que nos erguimos para caminar sentimos que Dios ha estado presente en nuestra
vida, y podemos decir, como en el Evangelio, hay un profeta en nuestra tierra,
Dios ha visitado a su pueblo. Dios está cerca de nosotros, alentándonos para la
vida.
Una sola
palabra: Levántate, es la que nos hace falta para volver a la vida, es la que
pronuncia Jesús en el Evangelio. A veces, sólo basta esa sola palabra para
incorporarnos a la vida. Jesús nos invita a levantarnos de la esclavitud de la
muerte. Levántate de la soledad, del hambre, de la desnudez, del peligro, del
mal, levántate y vive.
Fr. Alexis González de León O.P.
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
Convento de San Pablo y San Gregorio (Valladolid)
https://www.dominicos.org/predicacion/evangelio-del-dia/18-9-2018/
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