Viernes 7 Sep 2018 | 12:33 pm
Ciudad del Vaticano (AICA): El papa Francisco recibió en audiencia en el Vaticano a cerca de
1.400 representantes de la Asociación Italiana de Padres, que cumple sus 50
años, ante quienes destacó que los educadores “deben actuar en nombre de los
padres, con su consenso y, en cierta medida, incluso por encargo suyo¨.
En el discurso, Francisco hizo
hincapié en el pacto educativo, escuela-familia, venido a menos en los últimos
años.
“Hoy, de hecho, cuando se habla de
alianza educativa entre escuela y familia, lo hacemos especialmente para
denunciar su ausencia: la familia ya no aprecia como antes el trabajo de los
educadores, a menudo mal pagos, y ellos advierten como una invasión fastidiosa
la presencia de los padres en la escuela, terminando por mantenerlos al margen
o considerarlos adversarios”.
De ahí que Francisco los incentivó,
para cambiar dicha situación, a vencer el temor del otro y a cultivar y alimentar
la confianza hacia la escuela y los educadores. “Sin ellos se arriesgan a
quedarse solos en vuestra acción educativa y a ser menos capaces de hacer
frente a los nuevos desafíos que vienen de la cultura contemporánea, la
sociedad, los medios de comunicación y las nuevas tecnologías.”
El Papa subrayó la necesidad de
estimar a los educadores "como los más preciosos aliados" en la
educación de los hijos. “Si ustedes, padres, necesitan de los educadores,
también la escuela necesita de ustedes y no puede alcanzar sus objetivos sin
realizar un diálogo constructivo con quien tiene la primera responsabilidad del
crecimiento de sus alumnos”.
Y citando la exhortación Amoris
laetitia recordó que la escuela no sustituye a los padres, sino que los
complementa. "Cualquier otro colaborador en el proceso educativo debe
actuar en nombre de los padres, con su consenso y, en cierta medida, incluso
por encargo suyo", añadió.
Luego recordó un sabio proverbio
africano, ya citado en otra ocasión, que reza: «Para educar a un hijo se
necesita a todo un pueblo», y advirtió sobre la necesidad, dictada por ese
motivo, de que en la educación escolar no falte la colaboración entre los
distintos componentes de la misma comunidad educativa.
“Sin comunicación frecuente y sin
confianza recíproca, no se construye ninguna comunidad y sin comunidad, no hay
educación posible”.
Seguidamente hizo presente la tarea
de la Iglesia en la educación, e invitó a los padres a sentirla siempre a su
lado en la misión de educar a sus hijos, para hacer de toda la sociedad “un
lugar a medida de familia, para que toda persona sea acogida, acompañada,
orientada hacia valores verdaderos y puesta en condiciones de dar lo mejor de sí
para el crecimiento común”.
Ya en el final de su discurso, antes
de despedirse con gratitud y cercanía de los progenitores, el Papa los animó a
custodiar con compromiso y generosidad los hijos, “el don más precioso que han
recibido”, dejándoles la libertad necesaria “para crecer y madurar como
personas a su vez capaces, un día, de abrirse al don de la vida”.
“Que la atención con la cual, como asociación, vigilan sobre los peligros que amenazan la vida de los más pequeños, no les impida mirar con confianza el mundo, sabiendo elegir e indicar a vuestros hijos las mejores ocasiones de crecimiento humano, civil y cristiano”, pidió.+
“Que la atención con la cual, como asociación, vigilan sobre los peligros que amenazan la vida de los más pequeños, no les impida mirar con confianza el mundo, sabiendo elegir e indicar a vuestros hijos las mejores ocasiones de crecimiento humano, civil y cristiano”, pidió.+
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