“Yo soy el camino, la
verdad y la vida.” (Jn 14,5)
Los Obispos del Perú, reunidos en la Asamblea Plenaria de la
Conferencia Episcopal, queremos invitar al pueblo peruano a renovar el espíritu
de esperanza, y a la vez recordar algunos aspectos de la crisis por la que
atraviesa nuestra sociedad y proponer medidas para superarla.
1. Sufrimos una corrupción política, judicial, empresarial y
social debida a la “descomposición ética provocada por el abandono de los
ideales cristianos, a causa de la deformación y cauterización de las
conciencias”[i]. Por ello, invocamos a
todos los hombres de buena voluntad a realizar un sincero examen de conciencia
que les permita actuar en los diferentes ámbitos de su conducta respetando la
veracidad y transparencia, y rechazando la corrupción. Todos estamos llamados a
esta conversión.
3. Respecto al lamentable tema de abusos, en la reciente Carta del
Papa Francisco al Pueblo de Dios, se lee: “Soy consciente del esfuerzo y del
trabajo que se realiza en distintas partes del mundo para garantizar y generar
las mediaciones necesarias que den seguridad y protejan la integridad de niños
y de adultos en estado de vulnerabilidad, así como de la implementación de la
´tolerancia cero´ y de los modos de rendir cuentas por parte de todos aquellos
que realicen o encubran estos delitos”[iii]. En
este sentido, acompañemos con nuestra oración, penitencia y acogida a las
víctimas de estos abusos y, asimismo, unámonos con amor y fidelidad al Papa
Francisco en las actuales circunstancias por las que atraviesa la Iglesia.
4. Frente a las próximas elecciones regionales y municipales del 7
de octubre, queremos recordar que “la Iglesia aprecia el sistema de la
democracia, en la medida en que asegura la participación de los ciudadanos en
las opciones políticas y garantiza a los gobernados la posibilidad de elegir y
controlar a sus propios gobernantes, o bien la de sustituirlos oportunamente de
manera pacífica”[iv]. Todos los ciudadanos
debemos sentir la responsabilidad que supone elegir a nuestras autoridades
sopesando con serenidad la coyuntura política y social que venimos padeciendo.
Nuestro país necesita ser gobernado por buenos y verdaderos políticos, por
ello, invitamos a asumir con seriedad y, según los valores cristianos, nuestra
participación en la vida política.
5. La situación de nuestros hermanos inmigrantes también es causa
de preocupación para nosotros. Nuestra actitud hacia ellos debe ser humana y
verdaderamente cristiana, teniendo presente las mismas palabras de Nuestro
Señor: “Fui
forastero y me acogieron” (Mt 25,35). Esta creciente migración
no debe ser vista como una amenaza, sino como una oportunidad para
enriquecernos mutuamente compartiendo generosamente toda clase de bienes
espirituales y materiales. Que nos sintamos y seamos en verdad: Hijos del mismo
Padre.
LOS OBISPOS DEL PERÚ
No hay comentarios:
Publicar un comentario